El destino ha querido que el aniversario de la gesta ante el Ontinyent llegue justo en esta semana. Se cumplen trece años del histórico ascenso del Alcorcón a Segunda División
La vida está repleta de casualidades y causalidades. Por ejemplo, que sea precisamente en esta semana cuando toque celebrar el aniversario del que, de momento, ha sido el único ascenso del Alcorcón a Segunda División. Un acontecimiento histórico para la ciudad, que pudo ver a un equipo del municipio por primera vez en el fútbol profesional gracias a una eliminatoria inolvidable ante el Ontinyent (o el Onteniente, como quieran llamarlo).
Hace trece años, el 20 de junio de 2010, Alcorcón amaneció de una guisa distinta. Se respiraba fútbol, porque el equipo de la ciudad se iba a intentar cobrar la revancha de la final que se había perdido justo un año atrás, ante el Real Unión de Irún, que dejó a los amarillos sin ascenso en última instancia y tras otra campaña inolvidable. Entonces, los Rubén Sanz, Borja Gómez, Cristian Alberdi, David Sanz y compañía lloraron lágrimas de impotencia, al abrigo de Juan Antonio Anquela. Pero no estaban dispuestos a volver a hacerlo. Porque, ahora, el encuentro de vuelta era en Santo Domingo, su ‘futbolín’.
Así, Alcorcón y Ontinyent se lo jugaban todo en el feudo amarillo, tras haber empatado a un gol en la ida. Ahora, además, se habían incorporado a la causa alfarera pilares como Sergio Mora, Borja Pérez, Diego Cascón, Rubén Anuarbe, el portero Juanma Barrero o el sempiterno lateral Alberto Gómez, ‘Nagore’. Ellos, junto a Rubén Sanz, Alberdi, Borja Gómez, David Sanz y unos cuantos más, eran los ‘chavales’ de Anquela, los chicos de moda en Alcorcón. Los que habían arrasado unos meses atrás al Real Madrid en Copa del Rey, en ese ‘Alcorconazo’ que también quedó para la historia. Porque estaba escrito: esa temporada tenía que ser inolvidable.
Remontada imposible
Aunque la tarde ante el Ontinyent empezó de la peor forma posible, pues el cuadro valenciano se puso 0-2 arriba en el marcador con dos zarpazos casi consecutivos. Pero aquel Santo Domingo era el de las épicas, el de las remontadas imposibles. El del Alcorcón que había ganado la liga con mucha solvencia. Así que tocaba ponerse el mono de trabajo y remar con todo el ímpetu del mundo. Con esas salió el ‘Alcor’ en la segunda parte, con las miras puestas en completar una gesta sin precedentes. Y al cuarto de hora de la segunda llegó el primer zarpazo, un testarazo inapelable de Iñigo López.
Fue el primer cimiento de la locura, de todo lo que vendría después. Porque, apenas diez minutos más tarde, David Sanz tocó lo justo un balón que llovía del cielo para dejar solo a Diego Cascón ante David Rangel, el portero rival. Cascón la picó, Rangel la paró, y el rechace le volvió al ’14’ del ‘Alcor’, que, a la segunda y con todo el suspense del mundo, ahora sí la metió dentro. 2-2. Quedaba aún un cuarto de hora por delante (más el descuento, bendito descuento). El Alcorcón necesitaba un gol más y la grada estaba entregadísima.
A partir de entonces, el duelo fue un monólogo amarillo. Y, a falta de siete minutos, Cascón fue derribado en el área cuando se disponía a rematar un envío lateral de Julián Vara. Penalti claro para el Alcorcón. Al lanzamiento Sergio Mora, el ’10’, el metrónomo de Anquela, el que nunca fallaba. Pero, en el día clave, lo hizo: Rangel lo sacó con los pies. Pero aún quedaba tiempo. Había que confiar, porque este Alcorcón era especialista en asuntos imposibles.
Llegaba el descuento. Cuatro de añadido. No había que perder la fe. Minuto 91. Balón en largo para Borja Pérez, atrapa Rangel. Al suelo el portero del Ontinyent, que manda el cuero al limbo. Pero los alfareros siguen soñando. Minuto 93. El ‘Alcor’ sigue atacando y en Ontinyent, defendiéndose con todo. Centra Cascón, la saca la zaga rival. El balón le llega a Mora en zona de tres cuartos. Mora con Cascón. Cascón cede rápido a Ernesto Gómez, que recibe en el perfil diestro del campo. Ernesto controla con su pierna buena, la zurda, y, con muchos quilates, pone un balón medido al área. Va a ser la última. El cuero vuela al área pequeña. Peina David Sanz. Y aparece Iñigo en el segundo palo. Iñigo, el que había iniciado la remontada. Iñigo, que toca el balón lo justo, con el alma, para meterla dentro. Para desatar el caos.
Un final inolvidable
Locura total en Santo Domingo. El ‘Alcor’ había completado una remontada histórica. En la última jugada. En el último minuto del último partido. La gente, presa del frenesí, entra en el campo y empiezan a celebrar con los futbolistas. Un aficionado, literalmente, se lanza sobre la portería de Rangel. A Iñigo le quitan hasta los pantalones. Pero el árbitro para el juego. Porque aún quedan unos segundos y hay que jugarlos.
Iñigo recupera su ropa. Anquela se santigua. Quedan unos segundos por disputarse. Se va a reanudar el partido. O eso parece, porque los jugadores del Ontinyent hacen un amago de meterse al vestuario y marcharse del campo. Pero, minutos después, vuelven a salir. El esférico se vuelve a poner en juego en Santo Domingo. Pita el colegiado. Saca de centro el Ontinyent. Balón al campo del ‘Alcor’, que se lo quita de encima. Pero el árbitro pita falta para el conjunto valenciano, que va a tener la última. Va a tocar sufrir, estaba claro. Pelota al área, que va por arriba y encuentra a Raúl Muñoz, que remata de cabeza con toda la intención del mundo. Pero el balón, para fortuna de Juanma, de Anquela y de toda la ciudad de Alcorcón, se marcha fuera. Por poco. Por centímetros. Pero no entra.
Saca de portería Juanma, que acaba de presenciar en directo un milagro en forma de no-gol. No hay tiempo. Esto está acabado. Y así es: el colegiado pita el final y el Alcorcón es equipo de Segunda División, por primera vez en su historia. Y así, con todo el suspense y el sufrimiento del mundo, los amarillos iniciaron un periplo de doce temporadas inolvidables en el fútbol profesional. Un lugar, en ese sentido, al que pueden regresar este mismo sábado, ante otro equipo de la Comunidad Valenciana como es el Club Deportivo Castellón.
Aunque, ahora, con Fran Fernández en el lugar de Anquela, con ‘otro’ Ernesto Gómez en el equipo y con un renovado ejército de valientes. Aunque con la misma esencia: la del Alcorcón, la de Santo Domingo. La de no rendirse nunca. La del ‘Hasta el último minuto del último partido’.
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