Alberto Viña nos trae una nueva columna semanal sobre los nuevos veranos. Apuntes desde Alcorcón: Desayuno con Shin Chan
No entendíamos demasiado cuando éramos pequeños, y si no nos lo explicaban nunca lo entendíamos. Pero cuánta razón tenía aquella profesora del parvulario de Shin Chan que decía que nada, que otro verano a hacer puñeta.
Se termina el verano y todo está igual. Creo que para mí nunca llegó a comenzar del todo. Apareció junio y todo permaneció en su sitio. Se desvaneció luego julio y apenas fueron un total de diez días los que pude cambiar yo, porque lo de mi alrededor parecía muy reticente a alterarse. Y se está marchando agosto y absolutamente todo sigue igual. Son muchas columnas ya sobre el verano pero cómo no pararse a escribir sobre él sí es la época que te sitúa frente a frente contigo mismo. La que te pregunta en el ascensor qué tal estás y la que te entrega más segundos de los habituales para preparar tu respuesta.
Me acuerdo de comentarle a algunos de mis amigos que quedarme este verano trabajando en Madrid y no ir de vacaciones me picaba la curiosidad. Que quería saber cómo era habitar y hacer por vivir en una ciudad fantasma y desierta como lo es Madrid cuando el sol le aprieta. Pues bien, me bastaron dos semanas para saber que había tenido suficiente. Apenas unos pocos días, y los tres primeros comenzaron con una alarma que resulta que sí, que también funciona en verano.
El verano adulto es el verdadero punto de inflexión de una persona. El ejercicio de paciencia más difícil que se me ha planteado. Hay que tragarse las fotos y vídeos de los demás en la playa o de viaje mientras tú estás trabajando, yendo a trabajar o saliendo del trabajo. Y lo peor es que no hay ningún viso de mejora. No es que luego vayas a ser tú el que inunde las redes de instantáneas veraniegas. Simplemente es lo que nos toca. Las antiguas responsabilidades permanecen. Pero es que encima aparecen otras nuevas.
En cierta manera me alegra que este verano haya sido así de intrascendente e insoportable. Eso significa que aún no ha llegado el mejor verano de mi vida. Supongo que solo nos queda confiar en el proceso y pensar que los veranos de volverán a poner un poco más cuesta abajo de nuevo. Que los martes de julio y los jueves de agosto volverán a ser lo que eran cuando veíamos Shin Chan por las mañanas desayunando con tu hermano pequeño. Y no lo que son ahora, simples martes y jueves normales y corrientes.
Quiero hablar con el encargado del verano ahora que terminó su temporada alta y decirle que no me termina de convencer este nuevo formato. Que agradezco el interés y el tiempo pero que no es para mí. Supongo que seremos tantos que tendré que ponerme a la cola. A ver si con la presión de grupo conseguimos algo.
Alberto Viña es escritor y vecino de Alcorcón. De hecho, su primer libro “Relatos de taller“, está realizado en colaboración con alumnos y alumnas del ‘Curso de Escritura Creativa’ del Centro Cívico Cultural Cooperante Margarita Burón. Este se puede encontrar en la siguiente página web, o en el mismo centro.
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