Nueva columna semanal sobre la influencia que tenemos en los demás. Apuntes desde Alcorcón: Camino de migas de pan
Voy mucho al cine últimamente. No es que antes no tuviera tiempo de ir. Es que antes no tenía ninguno tan barato tan cerca. Algunas aficiones se incrustan en nuestra vida porque encajan tan bien que quitarlas sería un desplante.
El miércoles fui a ver Living. Es la película perfecta: agradable, divertida, bien interpretada y escrita y de hora y media de duración. Me pregunto dónde quedaron los guiones que no se extienden más allá de dos horas. Quizá las películas duran tanto porque tienen que diferenciarse de la plaga de inmediatez, de tiktoks y de reels que colma nuestras pequeñas pantallas. Debe ser frustrante escribir una historia no solo buena sino también larga cuando todos sabemos que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Cuantas más cosas cuentan más difícil es quedarse con lo importante y pensar en ello.
Nunca sé bien qué me han querido contar en el cine. No soy capaz de avanzar mucho más allá del ‘me ha gustado’ o ‘no me ha gustado’. Nunca estoy convencido de haber entendido lo que decían, y cuando lo estoy termino concluyendo que me habré equivocado. Pero con Living no ha pasado esto. La he entendido perfectamente. O se ha explicado muy bien. Al protagonista le queda poco de vida y trata de dejar huella y de mejorar. Si antes pasaba de puntillas por el mundo ahora quiere llevar botas y saltar en todos los charcos que vea.
Me quedé pensando en eso. En la influencia que tenemos en los demás. En intentar acostarnos siendo mejores que cuando nos levantamos. En los surcos que dejamos al caminar. Quizá no sean demasiado grandes, pero están ahí y para alguien serán significativos. Como las miguitas de Hansel y Gretel. Los empleados del protagonista de Living adoptan sus manías. Primero las malas y, más tarde, las buenas. Me reconcilia con el mundo y con la vida saber que habrá alguien al que se le pegarán mis expresiones o que se interesará por el camino de migas de pan que he ido dejando. De la misma manera que yo he seguido los pasos de muchas otras personas.
Somos un cóctel de influencias que no termina de agitarse hasta que nos marchamos de este mundo. Yo soy una mezcla de mi familia, de mis amigos y de mis ídolos. Y me ilusiona saber que alguien le influenciará este texto. Aunque sea para coger el camino contrario.
Alberto Viña es escritor y vecino de Alcorcón. De hecho, su primer libro “Relatos de taller“, está realizado en colaboración con alumnos y alumnas del ‘Curso de Escritura Creativa’ del Centro Cívico Cultural Cooperante Margarita Burón. Este se puede encontrar en la siguiente página web, o en el mismo centro.
*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o de las imágenes que aparecen en este artículo.
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