Nueva columna semanal sobre la estabilidad y el dinamismo en la vida. Apuntes desde Alcorcón: Periodos llanura
Todos hablan y te aconsejan sobre los periodos de zozobra y de tormenta. Tanto que realmente nunca los atraviesas solo. Pero nadie habla de los periodos de calma y agua quieta.
Y quizá sea porque todos anhelan eso en su vida. Periodos en los que no nos sucede nada. Periodos en los que respondes a la pregunta de ‘qué tal estás’ con un maravilloso ‘pues estoy, que no es poco’. No sabes bien qué decir porque no estás ni bien ni mal. Simplemente estás. Miras el reloj y son en punto, y al poco lo vuelves a mirar y han pasado diez minutos. Ni el tiempo vuela ni su lento paso se vuelve una tortura. Un punto medio. Son periodos en los que no hay moros en la costa ni novedades en el frente. Y seguro que se está formando el tornado que sacudirá de arriba a abajo cualquier manifestación latente de estabilidad, pero solo podemos imaginárnoslo. A lo mejor podemos ser testigos del aleteo de la mariposa que lo provocará.
Porque los periodos llanura, como les llamaré a partir de esta columna, invitan a la observación más precisa. Quizá porque no hay muchas más opciones. No hay nada en lo que fijar la vista delante de nosotros, así que levantamos la mirada y giramos la cabeza a nuestro alrededor. Ahora que lo importante parece saber guardar el equilibrio y no caerse con un estruendo ensordecedor podemos dedicarnos a colocar bien los cuadros torcidos de nuestra casa. Nos apuntamos al curso que teníamos pendiente desde hace tanto tiempo que ya ni encontramos el folleto promocional. Reestructuras la colocación de los muebles de la habitación o del salón. Te acercas al estudio de tatuajes hacia el que tu mirada se desviaba siempre que pasabas cerca y reservas cita para un martes por la tarde.
Hay una corriente de pensamiento y de forma de entender la vida que dice que somos los protagonistas de nuestra propia serie. Los años vendrían a ser temporadas, y los días, una suerte de capítulos, aunque quién sería el valiente o el seriéfilo de mentira que se tragaría más de trescientos episodios por temporada. Como en toda serie, hay capítulos importantes y capítulos de relleno. Creo que lo de colocar los cuadros torcidos tiene mucho que ver con los capítulos de relleno. A todos se nos va el aliento con los capítulos clave de las series, pero también recordamos con cariño aquellos episodios simples en los que los protagonistas no hacían nada demasiado especial.
Creo que los periodos llanura son una mezcla de todo eso. De mirar de reojo que lo importante siga estabilizado, de apuntillar detalles que siempre dejamos para más adelante y de no hacer nada demasiado especial. Todos buscamos en cierto modo eso. La vida ofrece muy pocas pausa, muy poco relleno. Aunque parezca mentira por lo larga que presume de ser. Hay muchas más subidas y bajadas que llanuras desde la que apreciar lo que hemos escalado o desde dónde nos hemos caído y hacia dónde vamos a ir a continuación.
Nadie te dice nada nunca durante los periodos llanura. Ahora pienso que es porque cada uno está a lo suyo, con sus cuadros y sus actividades nada fuera de lo común. Sería como molestar al gato que aún no está ni triste ni azul. Ya le tocará. Déjale tranquilo ahora.
Alberto Viña es escritor y vecino de Alcorcón. De hecho, su primer libro “Relatos de taller“, está realizado en colaboración con alumnos y alumnas del ‘Curso de Escritura Creativa’ del Centro Cívico Cultural Cooperante Margarita Burón. Este se puede encontrar en la siguiente página web, o en el mismo centro.
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