Alberto Viña nos trae una nueva columna semanal sobre la victoria en la vida. Apuntes desde Alcorcón: Lo normal es que pierdas
En la vida tendremos que convivir con la derrota más veces de las que imaginamos. Lo hemos vivido toda la vida y lo hemos recordado esta semana con las eliminaciones de Atleti y Barça de Champions.
No siempre se puede ganar. De hecho lo habitual es no hacerlo. Lo habitual es no lograr lo que uno se propone. Lo habitual es perder. El éxito les está esperando solo a unos pocos afortunados, como un trébol de cuatro hojas, pero el fracaso es como el seto del jardín de tu portal: ya estaba ahí antes que tú y estará siempre que salgas a la calle.
Me gusta poner siempre el símil del fútbol porque es algo mundano pero a la vez glorioso. El deporte es, quizá, el mejor simulacro de la vida real que existe. El campeón de Liga es el único que gana algo al final de la temporada, de modo que los 19 equipos restantes son unos perdedores. Todos y cada uno de sus veintipico futbolistas han fracasado, especialmente los suplentes, que ni siquiera consiguieron un lugar en primera línea. Sin contar a miembros del cuerpo técnico y los hinchas que sienten propias las victorias y las derrotas. Decenas de miles de personas fracasadas y objetivos fallidos cada año. Y eso solo en primera división. Imaginad la que hay montada por debajo (excepto nuestra ADA, por supuesto).
Así que sí, lo normal es perder. Pero eso no quiere decir que sea algo malo. Y es que las posibilidades y las opciones de triunfar son extremadamente reducidas e ínfimas. Hace falta una confluencia de condicionantes y factores increíblemente remota e improbable. Y probablemente no estemos destinados a que se nos ponga por delante algo parecido. Seguramente nunca una ráfaga de viento nos traerá volando a la cara un trébol de cuatro hojas. Además, los fracasos traen consigo el mejor premio de consolación del mundo: las lecciones. Leí una vez una frase muy buena acerca de esto: “Siempre intentaste y siempre fallaste. Inténtalo de nuevo. Falla otra vez. Falla mejor”. Fracasar tampoco está tan mal.
Todo esto se relativiza mejor cuando se comprende que aquella creencia adolescente de que somos únicos y especiales no es real. No somos uno entre un millón, sino que somos uno más dentro de ese millón. El número más irrelevante de todos ellos, incluso. No somos seres tocados por una varita mágica. ¿Qué probabilidades tenemos de serlo en un lugar donde viven casi ocho mil millones de personas? Yo creo que la vida se disfruta más mirándola que viviéndola. Comentando la jugada desde la grada. Qué presión más inaguantable sería descubrirte en mitad del campo con miles de ojos mirándote. Prefiero perder y compadecerme desde la distancia que ganar y sufrirlo con el foco en la cara honestamente.
Así que sí. Perder es lo normal. Ganar es lo inusual. En la derrota no se está tan mal porque se está aprendiendo constantemente. Y relativizar, mirar con perspectiva, hace que todo sea más agradable. Incluso el seto del jardín de tu portal.
Alberto Viña es escritor y vecino de Alcorcón. De hecho, su primer libro “Relatos de taller“, está realizado en colaboración con alumnos y alumnas del ‘Curso de Escritura Creativa’ del Centro Cívico Cultural Cooperante Margarita Burón. Este se puede encontrar en la siguiente página web, o en el mismo centro.
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