Alberto Viña nos trae una nueva columna semanal sobre la priorización de uno mismo. Apuntes desde Alcorcón: Cuidarse a uno mismo
Lo de que la persona que te va a acompañar toda la vida eres tú mismo es algo que terminas entendiendo a la fuerza, pero cuanto antes lo descubras, mejor. Te lo advertían en todos lados. Estaba claro que era verdad.
Me parece devastador observar cómo nos abandonamos a nosotros mismos al mismo tiempo que nos preocupamos y nos desvivimos por contentar a los demás. Sea quien sea. En esta ecuación entra desde nuestra madre hasta la persona que corre hacia el ascensor al que te acabas de subir. No es necesario aclarar que está fenomenal ayudar y servir a quienes te rodean, no importa que lo hagan durante años o durante segundos. Pero es que tú entras dentro de esa ecuación. Eres la incógnita todas las veces.
Decir “voy a centrarme en mí” funciona como una tirita sobre una fractura. No vale. Tienes que ir a que te miren eso cuanto antes. Quienes te lo miran son a quienes debes ofrecerles de todo cuando les haga falta. Pero tienes que centrarte en ti de verdad. Cuidarte siempre.
Yo no creo que me cuide poco. Me conozco muy bien y sé lo que me hace falta siempre. Estoy pendiente de mí. De los torrentes que me suben por el pecho y se estampan contra mi corazón. De los agujeros negros que me agarran con fuerza en el vientre. De los alientos helados que viajan hasta mis manos y las vuelven témpanos. De lo malo, en definitiva. De lo bueno es tan sencillo encargarse que nos acostumbramos a dejarlo fluir. Cuidarse a uno mismo va de aplaudir lo bueno desde lejos y de cogernos en brazos y consolarnos en lo malo.
Uno puede cuidarse a sí mismo de muchas maneras. Cuidarse a uno mismo puede ser caminar por la sombra cuando hace calor. Decir que no a algo cuando no quieres hacerlo. Animarte a gritar que sí cuando quieras hacer algo que a priori parece ser difícil. Puede ser también comerte una mandarina en vez de cualquier cosa de bollería industrial porque sabes que te hace mejor. Cuidarse a uno mismo es decirte que es por tu bien aunque no nos haga ni pizca de gracia al principio. Puede que al final tampoco. Estas cosas solo las valoramos con el tiempo.
Creo de verdad que lo hacemos muy poco. Me faltan muchísimas manos y muchísimos más de dos para contar todas las veces que he visto a alguien a quien quiero tratarse mal. Ya no cuidarse poco, sino ni siquiera tener ese pensamiento en la lista de cosas de las que preocuparse. El mundo ahí fuera es muy hostil. No podemos controlar prácticamente nada de lo que nos ocurre y nos rodea. Tan solo podemos ponernos algodones a modo de armaduras para intentar prevenir los dolores y reveses. Nadie lo va a hacer mejor que uno mismo, por mucho que los demás te traigan sus yelmos, petos u hombreras de metal. Cuidarse a uno mismo es forjarse una armadura propia y mejorarla poco a poco, como un mandaloriano.
Ese es un buen símil. Somos el mandaloriano y baby Yoda al mismo tiempo. Condenados felizmente a permanecer juntos y a cuidarnos mutuamente. Aún no he visto los nuevos capítulos, de modo que no sé si esto seguirá así. En caso de que no, solo tengo una cosa que decirle a Dave Filoni: make them take care.