Alberto Viña nos trae una nueva columna semanal hablando sobre las diferencias dentro de las vivencias de cada persona. Apuntes desde Alcorcón: Tonos de rubio
Aunque la vista desde la ventana nos mienta a veces, llegan la primavera y sus alergias. Yo las sufro pero de manera atenuada. Podría ser mucho peor. Tan solo picor de garganta y congestión habitual que me obliga a sonarme muy seguidamente.
Mi padre me enseñó cuando era pequeño un método infalible para sonarse bien la nariz. Coger agua con las dos manos, meter la nariz en ella y aspirar con cuidado. Así humedeces la nariz y es más sencillo. Me parece tan buena estrategia que no puedo creer que la gente no lo haga. ¡Incluso hay personas que la desconocen por completo! A veces lo he contado y se han quedado de piedra. Para eso y para muchas de las cosas del mundo cada uno tiene su propio método.
Me contaba un amigo el lunes que otro amigo suyo pasó por casa de su antigua novia para recoger algo y quiso fijarse en si un dibujo que hicieron detrás de un cuadro que pintaron juntos seguiría en el mismo sitio. Lo estaba, pero le habían dado la vuelta para mostrar el cuadro y no el dibujo. Mi amigo decía que le reconfortaba saber eso. No que el cuadro estuviera dado la vuelta, sino que su amigo se hubiera fijado en eso. Que hubiera más gente que se fijase en ese tipo de detalles. Los dos -los tres, si sumamos al amigo de mi amigo- padecemos de manera similar. A veces los métodos son similares, pero nunca iguales.
Otra buena amiga mía que padece parecido a mí me sirve como ejemplo. Esta semana le he hecho una playlist y recibido otra de su parte y me he parado a pensar en ello. La gente tiene playlists de más de una hora de duración, con varias decenas de canciones. Y yo diseño las mías como si fueran un disco de alrededor de ocho o nueve canciones. Pero lo más habitual cuando escucho música es que me decante por una canción para todo el día y la deje en bucle. Cómo escuchamos música en Spotify también puede decir muchas cosas de nosotros. Todos tenemos Spotify y escuchamos música, pero sigue habiendo discusiones a la hora de decidir quién la elige en una fiesta.
En eso me he puesto a pensar esta semana. En que no todo el mundo vive, siente y padece como uno mismo. Ni más ni menos, ni con más ni con menos intensidad. Distinto. Solo eso. La vida y sus personajes nos dan experiencias y enseñanzas para tratar de facilitar las tareas y pruebas que nos aparecen. Todos abordamos las mismas situaciones pero no vamos equipados con las mismas herramientas. Quizá nos haga más ilusión ver que alguien encara las tesituras de la misma forma que tú. Pero siempre es muchísimo más divertido discutir sobre por qué tú lo haces así si claramente la manera correcta es esta, la mía. Con su correspondiente contraargumentación, por supuesto. Dónde estaría la gracia si no.
En un mundo cada vez más parecido en todas sus esquinas me provoca una sonrisa seguir notando alguna diferencia. Cada día aumenta el número de personas rubias. Pero los tonos de rubio siguen siendo incontables cuando los vemos en la peluquería.