Apuntes desde Alcorcón: Conciertos y homenajes

Apuntes desde Alcorcón: Conciertos y homenajes

Alberto Viña nos trae una nueva columna semanal sobre lo bonito de la música. Apuntes desde Alcorcón: Conciertos y homenajes

Qué bueno lo de los conciertos homenaje en las fiestas de este año. Seguramente lleven ya haciéndolo unos años y el problema sea yo, que no me entero de nada. Pero si es una idea nueva creo que hay que mantenerla.

Fui al concierto homenaje de Mecano que hicieron al lado de mi casa el lunes por la noche. Llegué del gimnasio, escuché la música, me acerqué, vi el escenario y el ambiente y pensé en que a mi madre le encantaría todo aquello. Así que bajó y vino conmigo (o yo con ella, más bien) al concierto. Fue curioso el contraste de nuestra ropa: ella guapísima y arreglada para la noche y yo con una de mis camisetas de fútbol vintage y unos pantalones negros cortos de hacer deporte. Muchas cosas de la vida ocurren por azar, pero que fuera mi madre quien se sabía las canciones y quien mejor iba vestida no fue una de ellas.

Nunca me atrajeron los conciertos. Nunca me ha gustado tanto un cantante o un grupo como para pagar dinero por verle. Este año ha sido cuando he despertado de mi error y he comenzado a pagar entradas y a perder la voz entonando estribillos junto a muchos y muy variados artistas. Y también agarrado a mis amigos, que son quienes también hacen que merezcan la pena todos y cada uno de los céntimos que cuesta estar dentro de la burbuja que se crea alrededor de la música en directo.

Leí un tuit hace unos días (esta debe ser la frase que más repito en las columnas) que un concierto vale mucho más que lo que pone en la entrada. Que estás pagando por una experiencia, por un momento único, por un recuerdo. Lo leí en un tuit pero juro que he pensado lo mismo durante este año. Nunca jamás volverá a suceder el mismo concierto homenaje a Mecano en la plaza de al lado de mi casa. O al menos no de la misma manera que el del pasado lunes. Nunca volveré a llevar esa camiseta de un equipo inglés cuyo nombre ni siquiera conozco en un concierto al lado de mi madre. Ese concierto bien vale la columna de esta semana. Y eso que fue gratuito.

El primer concierto al que recuerdo haber ido en mi vida fue también con mi madre y fue también en las fiestas de Alcorcón. Fue de Sergio Dalma, que tampoco parece dar con el perfil de cantante que escucharía en Spotify. Pero nunca olvidaré a mi madre cantando a mi lado y preocupándose de vivir el momento que luego yo recordaría. Tanto el tuit que leí como mis propias conclusiones y reflexiones a lo largo de este 2022 estábamos en lo cierto. Ese momento fue único e irrepetible y habría valido su peso en oro de no ser porque también fue gratuito. Quizá las mejores experiencias también sean aquellas que no parecen exigirte demasiado, solo voluntad y un poco de tu tiempo.

Por todo esto, por guardar unos instantes en el corazón hasta morirnos, ojalá sigan haciendo conciertos homenaje gratuitos. Para la próxima no puedo esperar a saberme las canciones que toquen.

AV

Alberto Viña es escritor y vecino de Alcorcón. De hecho, su primer libro “Relatos de taller“, está realizado en colaboración con alumnos y alumnas del ‘Curso de Escritura Creativa’ del Centro Cívico Cultural Cooperante Margarita Burón. Este se puede encontrar en la siguiente página web, o en el mismo centro.

*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o las imágenes propias de este artículo.

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