Alcorcón llora a los dos hermanos fallecidos en la tragedia de la Calle Oslo

Alcorcón llora a los dos hermanos fallecidos en la tragedia de la Calle Oslo

Luto en la ciudad por la fatal desgracia. Alcorcón llora a los dos hermanos fallecidos en la tragedia de la Calle Oslo

Amanece el martes bajo la lluvia en Alcorcón. Y lo cierto es que la ciudad no puede despertar de otra forma, después de que en la tarde de este lunes se confirmase la noticia más triste: el fallecimiento de Álvaro, el bebé de nueve meses que quedó herido de gravedad por inhalación de humo tras el grave incendio del pasado jueves en el local comercial ubicado en el bajo del Portal 3 de la Calle Oslo, 45. Un incidente atroz, que dejó varias decenas de heridos y que también se cobró la vida de Darío, el hermano de Álvaro y de solo cinco años.

Un banco de piedra se erige a pocos metros de la puerta de ese maldito local en el que comenzó todo. Allí, los vecinos de Alcorcón y los amigos de la familia han improvisado un precioso altar, decorado con cartas, flores, velas y peluches. La lluvia lo riega, como queriendo apagarlo, y el aire sigue oliendo a ese intenso hedor a plástico quemado. Pero no importa, porque la llama de los dos pequeños nunca dejará de brillar. Al altar se acercan dos señoras mayores, que dejan allí un ramillete de rosas. «Qué pena, Dios mío. Qué desgracia más grande…», le dice una a la otra. Algo similar le comenta un hombre a otro, a unos metros de distancia. «Cómo puede cambiar la vida en cuestión de segundos. Qué puñetero es el destino», reflexiona. Y tanto que lo es.

Alcorcón llora a los dos hermanos fallecidos en la tragedia de la Calle Oslo
Alcorcón llora a los dos hermanos fallecidos en la tragedia de la Calle Oslo. Concentración silenciosa convocada este martes, en el Ayuntamiento.

Los homenajes se suceden

A un kilómetro y medio de allí, y en torno a las 12:00 de la mañana, se guardan cinco minutos de silencio en la puerta del Ayuntamiento de Alcorcón, en memoria del pequeño Álvaro. Un ritual que se había repetido solo cuatro días antes, por su hermano. Entonces, con el firme anhelo de que el bebé y su madre, Beatriz, salieran adelante. Aunque ahora ya no hay esperanza. La alcaldesa, Natalia de Andrés, asegura que ahí solo se respira «dolor, abatimiento, desconsuelo y respeto». A Jesús Santos, segundo teniente de alcalde de Alcorcón, le cuesta incluso poder hablar. «Es difícil encontrar palabras para lo que ha pasado. Nos ponemos a disposición de la familia. El pueblo de Alcorcón se va a volcar con ellos«, asegura.

Entre ambos puntos se ubica el Colegio Nuestra Señora de Rihondo, el centro en el que estudiaba Darío. «Estamos devastados. Es una tragedia horrible», manifiesta a alcorconhoy.com José Luis Tena, director del colegio. Allí, desde el mismo viernes, lucen crespones negros en todas las puertas del centro. Y, ese mismo día, estudiantes y maestros salieron al patio, lanzaron globos al aire y guardaron silencio. «Gracias por tu sonrisa», aciertan a despedirse.

Alcorcón llora a los dos hermanos fallecidos en la tragedia de la Calle Oslo
Alcorcón llora a los dos hermanos fallecidos en la tragedia de la Calle Oslo. Así les ha despedido el Colegio Nuestra Señora de Rihondo.

Tristeza y dolor

En su homenaje, la comunidad del Rihondo estuvo acompañada por varios profesores del Colegio Alkor, ubicado a solo unos metros y que quisieron acompañar al centro en estos momentos tan duros. Como acompañamiento, además, el Alkor ubicó asimismo otro crespón negro en una ventana del edificio de Educación Infantil. Por su parte, este martes, en el Agustín de Argüelles, otro centro educativo de la ciudad y que está en el Ensanche Sur, se homenajea en silencio a los dos hermanos, a la hora del recreo. Y el Fuente del Palomar, otro colegio cercano, lo hará el viernes.

Tanto Álvaro como Darío descansarán en La Cumbre, pequeño municipio de la comarca de Trujillo, en la provincia de Cáceres, que tiene apenas 860 habitantes y de donde es originaria la familia. Allí se celebró una misa esta tarde, a las 16:30, en memoria de dos angelitos que se han ido al cielo tan pronto que incluso duele escribirlo. La noche cae en Alcorcón, y lo hace entre agua y nubarrones. No es para menos. Descansad en paz, pequeños.

Fotografía principal: Álex Jiménez

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