Adaptación digital del artículo publicado en la edición de alcorconhoy.com en papel del número de marzo. La Carriola de Alcorcón
* Texto adaptado del decimocuarto número del periódico impreso de alcorconhoy.com, correspondiente a marzo de 2024. Para leer el periódico completo, puedes hacerlo haciendo clic aquí.
Caminar por la Calle Aragón en Alcorcón significa sumergirse en una crónica viva que se despliega con cada paso. En mi última visita, esta arteria histórica me brindó la oportunidad de encontrarme con mi amiga Mari Carmen Santoyo. Durante una charla amena, ella compartió conmigo una fotografía valiosísima, una ventana al pasado que nos es común. Fechada alrededor de 1943, esta imagen nos traslada a la vida cotidiana de una era distante.
En la calidez de su hogar, Mari Carmen, con ojos llenos de nostalgia, me mostró esta fotografía, revelándome su importancia. “Este pedazo de papel es un tesoro de nuestra historia”, dijo, acariciando la foto con gran respeto. La Calle Aragón, antes conocida como Calle Nuncio y llamada afectuosamente cuesta de la tía Isidra por los alfareros, es el escenario de este recuerdo familiar inmortalizado.
La imagen captura, de izquierda a derecha, a Alejandra, Reme, Alejandro, Carmen, la pequeña Pilar y Luisa. Al observarla, me impacta cómo Alejandra y Carmen, absortas en su costura, mueven sus dedos con destreza entre agujas e hilos, un detalle que encapsula el espíritu de aquellos tiempos, cuando las labores del hogar eran esenciales en la vida diaria.
Mari Carmen recuerda a Alejandro, una figura destacada en la foto, conocido en el barrio por su furgoneta, “La Carriola”. “La aparcaba aquí mismo, frente a esta casa”, recuerda sonriendo. Ese vehículo, más que un simple transporte, era un símbolo de identidad y un punto de reunión familiar.
Pilar, la niña en la foto e hija de Alejandro y Luisa, añade un toque de inocencia y dulzura, contrastando con las figuras adultas concentradas en sus quehaceres. Esta fotografía no solo captura un momento íntimo, sino que también sirve como un testimonio de la vida de aquel entonces.
Escuchando a Mari Carmen, entiendo que esta imagen representa la resiliencia y el espíritu comunitario de la época. La calle, aunque ha cambiado con el tiempo, conserva ecos de su historia. La casa donde se tomó la foto, aunque ya no existe, sigue viva en estos recuerdos y relatos.
Al despedirme de Mari Carmen, me llevo las imágenes de Alejandra y Carmen cosiendo, de Alejandro junto a su “Carriola”, y de un Alcorcón que, a pesar de su evolución, sigue conservando sus tradiciones e historia. La Calle Aragón, que ha experimentado transformaciones desde los días de la cuesta de la tía Isidra, sigue manteniendo vivo el legado de aquellos que la habitaron, constituyendo una parte invaluable de nuestro patrimonio cultural.
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