Más allá de Alcorcón: No es como era ni será como es

Más allá de Alcorcón: No es como era ni será como es

Columna semanal especial por el Día de la Mujer Trabajadora. Más allá de Alcorcón: No es como era ni será como es 

Desde hace milenios, la mujer ha estado detrás del hombre. Hoy, en este país, tras décadas de lucha reivindicativa por parte de mujeres valientes, estamos más cerca que nunca de la verdadera igualdad.

Esa lucha se ha desarrollado de múltiples formas, algunas silenciosas e infravaloradas, como la de muchos hombres que apoyaron de igual a igual a sus mujeres, que en su propia familia asumieron un nuevo y justo rol como el que siempre había tenido la mujer históricamente. A estos hombres no los convenció nadie para hacerlo, simplemente, de forma natural, entendieron que si en estos tiempos trabajan los dos miembros de la pareja, los dos deben asumir responsabilidades en el hogar. Nadie les obligó, simplemente miraron atrás y compararon con el presente, escucharon las reivindicaciones de sus compañeras y, así, con una nueva perspectiva, comprendieron con facilidad, pese a reminiscencias culturales que pudiesen arrastrar, que era necesario un nuevo orden, justo y respetuoso con las mujeres.

Estos hombres no fueron ni son perfectos, pero dada la educación que recibieron, creo que hay valorar que rompiesen con lo establecido, pues en ocasiones se enfrentaron a sus familias y a otros hombres que se reían de ellos; también empujaron carritos de bebés, cambiaron pañales, pasaron sueño, dieron biberones, llevaron a sus hijos al médico, les ayudaron en los estudios, jugaron con ellos, les dieron de comer…

El hombre, en 2025, no es como en 1960; por ejemplo: el Fary, hoy, nos llamaría hombres blandengues. En pocas décadas, se ha roto un bucle de abuso que se venía dando desde tiempos inmemoriales, y si se ha roto, es gracias a mujeres valientes y a hombres que las apoyaron en la sombra, esa misma sombra desde la que muchas mujeres apoyaron a sus maridos.

Opino que hoy, en nuestro país -porque en otros aún sigue esclavizada la mujer- debería hablarse de igualismo o algo parecido en lugar de feminismo, porque la búsqueda de la igualdad se ha convertido en una lucha de todos y el término feminismo ha quedado obsoleto. Si aún se ven más mujeres en las manifestaciones de marzo, no significa que los hombres no las apoyen, es que quizá sus padres o maridos se han quedado cuidando de los niños.

Por favor, deshagamonos de los prejuicios: las mujeres también pueden ser electricistas, fontaneras, desratizadoras, poceras, conductoras, informáticas, científicas o ingenieras, jugar al fútbol, usar un taladro, arreglar un enchufe, montar una estantería del Ikea o cambiar una rueda pinchada; al igual que los hombres han aprendido a realizar las tareas del hogar, a cuidar de los niños y desde hace años también se los encuentra trabajando como teleoperadores, limpiadores y cajeros de supermercado. Y el que no lo haya hecho, que se ponga las pilas ya, porque está más anticuado que el radiocasete. La igualdad empieza en los propios hogares, es el primer referente que tienen los niños sobre cómo debe ser el igualismo.

Ya no es como era ni será como es. Aún queda trabajo por hacer en algunos sectores, gremios e incluso zonas geográficas, y aunque menos, siguen existiendo monstruos que denigran y asesinan a sus parejas. Hagámoslo mujeres y hombres juntos, por una sociedad del 100%, no del 55% ni del 45%. Basta de generar odio entre sexos para conseguir rédito político y para crear y mantener chiringuitos que solo han demostrado ser un pozo sin fondo donde gastar recursos públicos. Sería mucho mejor invertir ese dinero directamente en seguridad física para la mujer que lo necesite –¿dónde quedó aquello de los escoltas privados para las víctimas amenazadas de muerte?– y en educación: concienciemos a los adultos del mañana para que sean mejores que nosotros, pues ahora estamos viviendo un paso atrás debido a la llegada de gente que viene de lugares donde aún viven como lo hacíamos nosotros hace años. Cualquiera puede comprobarlo en las páginas oficiales del gobierno aunque los medios de comunicación convencionales no informen abiertamente, porque «no es políticamente correcto». Démosles los conocimientos, deben integrarse y valorar lo que ahora tienen en su nueva nación, pues no podemos perder lo que tanto ha costado conseguir. Los que no cumplan la ley y traten mal a sus parejas, que sufran todas las consecuencias de esta.

Aquí es bienvenido todo el que venga a trabajar honradamente y respete nuestra cultura y nuestros valores; de hecho, muchos inmigrantes vinieron huyendo de la pobreza y de la violencia y son los primeros que quieren darle a sus hijos una vida en paz y las oportunidades que en sus países de origen no hubieran podido darles. El que no venga a trabajar y no nos respete, se puede volver por donde ha venido o que lo devuelvan a su lugar de origen. Tratamos de evolucionar, no de involucionar.

Que ni el rencor ni el egoísmo guíen los cambios, sino la voluntad de hacerlo cada vez mejor en pro de una igualdad real y completa.

*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o las imágenes propias de este artículo.

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