Disfrutaréis más

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Alberto Viña nos trae una nueva columna semanal llena de reflexión. Disfrutaréis más

Soy una persona de pocas pero muy arraigadas costumbres. Puedo contarlas con los dedos de una sola de mis manos, pero las conozco tan bien como la palma de la misma. Navidad no es precisamente una época en la que mis costumbres no salgan a pasear y dejarse ver. En Navidad salen y se ponen a cantar para que todo el mundo les mire.

El 31 de diciembre siempre veo el mismo vídeo. Y cuando digo siempre es siempre. Se trata de una reflexión de un periodista que hace unos años se dedicaba a YouTube: Roc Massaguer, más conocido en Internet como Outconsumer. Por cierto, en persona es tan encantador como parece en sus vídeos. Podéis fiaros de mí. El vídeo en cuestión dura apenas siete minutos, se subió a YouTube en el año 2013 y se llama ‘¿Por qué celebrar el cambio de año?’.

De fondo, para aquellos que vayáis a verlo ahora, hay una partida online de un videojuego llamado Call of Duty. Es de guerra. Puede distraeros del mensaje principal, así que os recomiendo que veáis el vídeo primero sin prestarle mucha atención a las imágenes y luego si queréis le dais al play una segunda vez para ver el juego. Lo he visto tantas veces que ya hasta me sé prácticamente todas las estadísticas de la partida y cómo es el desempeño en ella de Outconsumer. Además, comparto el vídeo en Twitter todos los 31 de diciembre siempre. Y cuando digo siempre es siempre.

Lo importante del vídeo son los dos apuntes que deja. El primero es qué sentido tiene celebrar el cambio de año. Como el propio Outconsumer dice, se trata de algo pactado, una convención, un acto sobre el que todos nos hemos puesto de acuerdo para convertirlo en algo relevante. Pero no trae consigo ningún cambio: los cursos no terminan, las temporadas deportivas tampoco y las vacaciones en los trabajos no suelen ir más allá de tres o cuatro días. No da tiempo a cambiar el chip. Casi somos nosotros mismos los que le damos golpes al ordenador para que exista la necesidad de cambiárselo.

El segundo apunte viene de la mano del primero: no tiene sentido hacernos propósitos de enmienda porque no los vamos a cumplir si no hay nada en nuestro día a día que cambie. La novedad es el combustible para arrancar los cambios, pero si no existe nada nuevo hay poco que hacer. Pero vosotros haced lo que queráis. Celebrad el año nuevo. Haced un resumen del viejo y proponeos objetivos para el que llega. En otro momento de mi vida habría dicho que no deberíamos ponernos filosóficos ni profundos en estas fechas. Pero ya hace un tiempo que dejé de juzgar las ilusiones y las maneras de la gente.

Ojalá tuviera yo la capacidad de vivir el fin de año de la misma forma. Ojalá pudiera guardarme el torrente de nostalgia y melancolía para una sola noche y no para tantas y tan estratégicamente repartidas a lo largo del año. Probablemente no todo tiempo pasado fue mejor, pero sí se recuerda mejor. Nunca pido ningún deseo. Ni en mi cumpleaños, ni cuando se me cae una pestaña y la soplo ni cuando me invento que he visto una estrella fugaz en el cielo. Pero me encantaría tener el espíritu adecuado para poder hacerlo. Pediría escribir mejor, entre otras cosas.

Con lo que más concuerdo con Outconsumer en su vídeo es con su mensaje final: más que celebrar el nuevo año deberíamos celebrar que seguimos vivos. No es nada baladí eso tampoco. Pero repito: haced lo que queráis. No me hagáis caso porque disfrutaréis más. Feliz año nuevo.

AV

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