El establecimiento ya lo tiene todo listo para los festejos. La Navidad se celebra en Restaurante Carpe Diem de Alcorcón
No puedo evitar mirar de reojo el calendario, y vuelvo a sentir esa sensación de angustia pre-navideña. Llego al trabajo y noto que me observan, esa mirada inquisitiva de “Bueno, qué, ¿y este año donde vamos?”. Me da miedo mirar los grupos de WhatsApp de los amigos, que por estas fechas repiten machaconamente el mismo estribillo: “Este año quedamos, ¿no?”. Vuelvo a casa y la pregunta flota en el ambiente, “¿Este año cenamos y comemos fuera, verdad? Eso acordamos el año pasado”.
No hay escapatoria posible y sí muchas posibilidades de terminar señalado por todos como el culpable sin corazón que les dejó sin la obligada comida de las fiestas. Así que mejor buscar una solución satisfactoria para todos cuanto antes.
Solución necesaria
Entonces, me acuerdo de un lugar: Carpe Diem en Alcorcón, el restaurante, bar o como quieras llamarlo (porque cumple con creces con cualquier expectativa) que frecuentamos desde el pasado verano. Busco su teléfono, lo tengo, es el 697 484 252. Llamo ya o…mejor me paso y me aseguro de que todo esté a gusto de los más exigentes.
En 15 minutos llego a la Avenida de Libertad en el cruce con la Calle Jacinto, la ubicación del establecimiento. A pocos metros de la puerta del local me topo con ‘El invernadero’, la terraza cerrada, acristalada y climatizada de Carpe Diem. Me gusta para la cena navideña con los amigos. Desde aquí podemos hablar alto, reírnos, sin molestar a todo el local y encima se disfruta de la iluminación navideña a través de las cristaleras. Es perfecto para los amigos, pero no me arriesgo con la familia, ni con los del trabajo. Necesito más espacio. En eso estoy pensando cuanto entro en el restaurante.
“Ambientes diferentes y mucho espacio”
No recordaba que el local fuera tan grande. La planta baja tiene una barra en “L” y un salón bastante acogedor. Luis, siempre está allí, (para mí que es el encargado). Intenta ayudarme a solucionar mis compromisos, mientras yo sólo miro un árbol navideño enorme que hay junto a las escaleras. El sitio está decorado de una forma acogedora. En esta planta, hay mesas altas, pero también un salón muy familiar al fondo, junto a una chimenea. Lo tengo claro: ese es el sitio para comer con la familia estas fiestas. Luis tiene razón, y por fin voy a poder decir eso de “Leticia, este año no cocinamos. La comida familiar de Navidad la celebramos fuera”. Además, hay un belén artesanal en la zona de cafetería. De paso, voy a quedar fenomenal con mis padres y mi suegra. Son todo ventajas.
La solución a la cena con los del trabajo estaba en la planta de arriba. Una sala moderna, pero sin pasarse. Aquí arriba hay un comedor chulo (creo que podría decir ‘osmopolita’). “¿Hay baño también en esta planta?”, me pregunto. Luis me lee la mente. “Además, hay baño en cada planta, ni la abuela va a tener que subir escaleras, ni los compañeros de trabajo van a tener que bajarlas después de dos o tres cervezas”. ¡Qué razón tiene!
Los menús navideños: variedad y calidad
Encima abren todos los días menos los martes, y las noches del 24 y del 31 de diciembre y el 1 de enero. Así que la comida del 25, Navidad la tengo resuelta, gracias a un menú concertado y cerrado. Además, me explican que, para ese día, sólo hay ese menú. Agarro la carta para despejar mis dudas. Está muy bien. Entrantes a compartir con jamón ibérico en tostaditas con emulsión de tomate, croquetas de txangurro, o gambones a la parrilla con té negro. De segundo, a elegir entre tronco de merluza trufada, cochinillo asado o entrecot de lomo. De postre soufflé de turrón con helado de mascarpone. Todo por 46 euros por persona, incluida la bebida.
Hago cuentas y me salen. En cualquier bar, dos raciones y un par de cañas ya casi me cuestan lo mismo. Está claro, pero… y el resto de compromisos, ¿qué? Pues los menús navideños. Aquí me echo a temblar, que los del trabajo tiene un nivel de exigencia que roza el del programa MasterChef. Afortunadamente, Luis me explica que hay tres menús navideños, con sus tres precios correspondientes: a 39, 44 o 49 euros. Todos tienen una pinta estupenda, todos con entrantes, ‘cambiapaladar’ (o sea, un sorbete de mojito que con alegría te limpia los sabores de los entrantes y te deja listo para disfrutar del plato principal). Genial. Imposible quedar mal con los del trabajo, tienen tres buenas opciones para elegir.
Vuelvo a casa respirando aliviado, con la comida familiar del día de Navidad y la cena de amigos resueltas. ¡Y de una tacada!. Ya solo me queda que se pongan de acuerdo los del trabajo y reservar cuanto antes el teléfono de Carpe Diem para reservas, el 697 484 252, o en su web, a la que se puede acceder pulsando aquí. Y a disfrutar de las reuniones navideñas. Porque la Navidad se vive como en ningún otro sitio en el Restaurante Carpe Diem de Alcorcón.
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