La arboleda de Alcorcón

Nuevo texto de orgulloso de Alcorcón en el que descubrimos un nuevo rincón de lo que fue el municipio. La arboleda de Alcorcón

* Texto adaptado del decimoséptimo número del periódico impreso de alcorconhoy.com, correspondiente a junio de 2024. Para leer el periódico completo, puedes hacerlo haciendo clic aquí.

La Arboleda es una de mis calles favoritas de Alcorcón. La tengo en mi corazón desde que era un niño, la vida parecía más sencilla y llena de momentos felices. Las casas bajas que formaban la calle le daban un aire acogedor y familiar.

La Arboleda es una calle pequeña, que comienza en la calle Alfares y termina en la calle Vizcaya. El nombre le viene de los tiempos en que la gente caminaba por esta vía, aún sin asfaltar, para llegar a la arboleda, un rincón mágico formado por acacias, chopos y olmos. Allí, las familias y amigos se reunían los fines de semana para disfrutar de la compañía y de las deliciosas tortillas de patata que llevaban para compartir.

En mayo se celebraba la Fiesta de las Cruces. Los jóvenes, con la emoción reflejada en sus rostros, compraban gaseosa y limonada en el bar del tío Venancio, del mítico Bar Chuleta. Era una época en la que las pequeñas cosas nos hacían inmensamente felices.

Los chicos de mi edad solíamos cazar pájaros con nuestras escopetas de perdigones. No era solo el acto de cazar, sino la aventura y la camaradería que compartíamos. La calle Arboleda y la arboleda misma eran nuestro refugio, nuestro lugar de juego y de descubrimiento.

Un elemento curioso de aquellos días era el arroyo que los vecinos llamaban ‘Moñigal’.

Este arroyo, aunque artificial y lleno de porquería y desperdicios, tenía su encanto. Llegaba hasta los campos de fútbol de Santo Domingo, y a pesar de su mal olor, era parte del paisaje de nuestras aventuras infantiles.

A veces, miro las fotos de aquella época y una sensación agridulce me embarga. Eran tiempos de inocencia y alegría, de vecindad y de simples placeres. La calle Arboleda no era solo una calle, era el corazón de nuestras vidas, un lugar que, aunque haya cambiado con el tiempo, siempre ocupará un rincón especial en mi memoria.

Recuerdo aquellos días con nostalgia y una sonrisa, sabiendo que esas experiencias forman parte de lo que soy hoy. La Arboleda de Alcorcón no es solo una calle, es un capítulo de mi vida que siempre recordaré con cariño.

Imagen principal. Calle Arboleda 1971. Imagen de la arboleda. Autor Pedro Rodríguez 1967.

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