Nueva columna semanal sobre bicicletas y conectividad. El taller de las ideas de Alcorcón: carril bici hasta municipios hermanos
Llevo varios años intentando coger menos el coche para moverme por Alcorcón y Móstoles, tanto en bici como en patín eléctrico; incluso durante un tiempo estuve yendo a trabajar a Carabanchel con el patinete. Lo hago con la intención de contaminar menos y de ahorrar. Pero me he encontrado con una serie de dificultades y voy a relatar cuál ha sido mi experiencia:
Para empezar, los conductores de vehículos grandes a motor no están concienciados de que deben compartir calzada con otros más pequeños, que por diseño y por ley, tienen una velocidad máxima muy inferior a la de los primeros.
Además, los carriles bici, al haber sido construidos después que la ciudad, discurren por los sitios más inverosímiles, obligándote a cruzar de acera, a circular de nuevo entre los coches cuando se terminan de improviso…
Los peatones caminan por los carriles bici, incluso con sus perros.
Los patines transitan por las aceras entre los peatones. Nadie vigila que tanto bicis como patines lleven la seguridad, señalización y alumbrado oportunos. Estoy harto de ver a críos vestidos de negro, de noche, sin luces ni casco y circulando entre los coches y a los runners corriendo por los carriles bici y entre los coches (debe ser que aunque quieren hacer ejercicio no les gusta subir y bajar bordillos, prefieren jugarse la vida y arruinársela a quien les atropelle).
También considero que ciclistas y patines deberían circular con una velocidad mínima para que los coches no se los encuentren de sopetón, porque se trata de compartir la calzada, no de apropiarse de ella e ir a diez o quince kilómetros por hora fastidiando a los demás. Nuestra libertad termina donde empieza la del prójimo y no me parece razonable.
Es importante el buen mantenimiento del pavimento, pues cualquier bache o socavón un poco más grande de la cuenta puede hacer que ciclistas, y patinadores sobre todo (debido al menor diámetro de sus ruedas que absorben peor las irregularidades), acaben en el asfalto e incluso arrollados por el vehículo que les siga.
Algo también importante es el problema de aparcamiento (para los pequeños vehículos de movilidad urbana, y es que, una vez llegas a tu destino, te encuentras con que no tienes donde dejar asegurada tu bici o patín mientras haces lo que tenías intención de hacer. No todos los establecimientos permiten el paso con estos vehículos e incluso puede que no dispongan de espacio suficiente aunque estuviesen dispuestos a permitirlo.
Actualmente se puede acceder a Móstoles mediante el carril-bici de Parque Oeste, en las calles Berlín y Viena, pero son necesarios más accesos desde otras partes de nuestro municipio, pues para el que viva, por ejemplo, en la zona del Ensanche Sur, a día de hoy se puede llegar a Móstoles utilizando la Avenida de Móstoles, pero es peligroso debido a que no hay carril bici y la gran diferencia de velocidad con los coches.
El mejor itinerario para llegar a nuestro municipio hermano es: desde la Avenida de Esteban Márquez de Alcorcón (detrás del pinar que hay junto al Polideportivo Santo Domingo), cruzar por debajo de dos puentes (uno es el de la M-50 y el otro el de la M-506) hasta llegar a la calle Badajoz de Móstoles.
El problema es que este trayecto de escasos minutos está mal pavimentado (barro, guijarros, socavones… ) y sin iluminar, por lo que pocos se atreven a usarlo durante las primeras y últimas horas del día además de ser toda una aventura transitarlo si ha llovido.
La solución es arreglarlo, señalizarlo e instalar varias farolas, sobre todo bajo los puentes, por donde actualmente da miedo transitar.
También es necesario
Un modo seguro de cruzar la R-5 y la M-406 hacia Leganés y conectar con Fuenlabrada, aunque siendo riguroso con la información, haré dos puntualizaciones:
Primera: sí hay conexión con Leganés por el Parque de las Presillas, pero es una única pasarela peatonal para conectar dos municipios muy grandes
Segunda: a Fuenlabrada se puede ir por el camino de tierra que sale desde el basurero, pero es muy difícil transitar en época de lluvia dado que los coches que circulan por él lo convierten en un barrizal.
Por lo que tengo entendido, ya están proyectando diferentes soluciones. Espero que por fin se conviertan en una realidad para ser coherentes con el tan defendido concepto de desarrollo sostenible del que tanto se habla hoy en día, pues no es lógico mover más de una tonelada de metal y plástico para hacer un recado, visitar a alguien o dar un paseo por el municipio vecino.
Jose Luis Blanco Corral es autor de la novela corta Cuando no quedan lágrimas, disponible en Amazon y de la antología de relatos Vidas Anodinas de la editorial Suseya.
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