El ocaso de la calle Mayor y su adiós a los comercios históricos de Alcorcón

El desarrollo comercial no ha perdonado a este lugar. El ocaso de la calle Mayor y su adiós a los comercios históricos de Alcorcón

* Texto adaptado del decimoquinto número del periódico impreso de alcorconhoy.com, correspondiente a abril de 2024. Para leer el periódico completo, puedes hacerlo haciendo clic aquí.

Todas las ciudades del mundo tienen un barrio, una calle, que les hace especiales. Roma tiene el Trastévere y Tridente, Madrid tiene el de las Letras, el de los Austrias, o en otra perspectiva diferente, Chueca y Malasaña. París, por ejemplo, se distingue por Montmartre, así como Londres por Greenwich, Westminster o Notting Hill. Estos lugares tan distintivos están llenos de vida, y son los que definen la relación de los vecinos con el municipio en cuestión, y en Alcorcón no puede ni debe ser diferente.

La calle Mayor, antaño el epicentro vibrante del comercio local y el punto de encuentro social, ahora resuena con ecos de un pasado más glorioso. Antiguamente, uno de los lugares con mayor vida de Alcorcón, parece encontrarse más vacío que nunca. Como vecino, aunque bastante más joven que la media, parece que el curso de la historia no ha perdonado el paso del tiempo sobre este barrio. Caminar sobre un lugar en el que multitud de alcorconeros han invertido una gran parte del tiempo es, sin duda, algo bonito e indescriptible.

Sin embargo, lo que antes fue una época dorada de la calle Mayor, hoy no es más que sombras y ceniza, que diría Próximo en Gladiator. Este viaje a través del tiempo y que nos da una exploración más cercana a la identidad de Alcorcón, ya ha cambiado para siempre. Las persianas bajadas de los comercios, ya cerrados, marcan el ocaso de lo que ha sido un lugar histórico para el municipio. No solo en el apartado comercial, sino también en lo emocional, ya que muchos vecinos han pasado y vivido momentos inolvidables durante los últimos 40 años.

La vida que ya no está

Pese a la juventud, por el conocimiento pasado y que se ha transmitido de generación en generación, la calle Mayor bullía de vida cada día de la semana. Las tiendas pequeñas y los negocios familiares eran el alma de la comunidad, y no solo eso, sino también los vecinos de Alcorcón que se acercaban al lugar a socializar, intercambiar noticias y mantener vivas las tradiciones que caracterizaban al municipio. Estos crearon un ambiente especial hasta que, en los años 90 se peatonalizó el distrito, y empezaron a faltar plazas aparcamiento en las calles, por lo que este carácter tan universal comenzó a modificarse hasta nuestros días. Primero se vio como un avance positivo, pero poco a poco cambió el sentir general.

Los servicios municipales aquí también jugaron un papel fundamental, y es que su descentralización restó al constante flujo de personas que daban vida a la calle. Además, otro factor diferencial fue la aparición de grandes superficies comerciales. Pese a que atrajeron a los clientes con su comodidad e infinita variedad, opacó a las tiendas de barrio, a las de toda la vida. Hay que recordar que estas no son poca cosa, ya que los recuerdos de los alcorconeros son los que dan forma a estos barrios.

Establecimientos emblemáticos perdidos

El cierre de establecimientos emblemáticos, como Finetwork, y la reaparición de viejos letreros como el de la Joyería Arva, son recordatorios melancólicos de una época que en el pasado fue más próspera en el sector. Otros negocios históricos como la Papelería Mayor, Confecciones Rubio y Bodybell, se sumaron a esta lista de despedidas, marcando no solo pérdidas comerciales, sino también la erosión de nuestra identidad local.

Ante las difíciles condiciones del mercado y los altos costos de alquiler, algunos comerciantes se vieron obligados a trasladar sus negocios. Seguros Santa Lucía, Cafetería Gregory, Vodafone y Frade son ejemplos de esta lucha por la supervivencia. Esta tendencia nos lleva a reflexionar sobre la importancia de preservar el carácter único de nuestra calle Mayor. Si bien es cierto que la expansión comercial siempre es una buena noticia tanto para los vecinos como para la ciudad, en ocasiones puede terminar de “matar” un lugar.

Mirando hacia municipios vecinos como Getafe y Móstoles, vemos distritos principales que siguen floreciendo con actividad comercial y social. Estos ejemplos demuestran que un futuro diferente es posible para la calle Mayor. Si bien los periodistas no tenemos la clave definitiva para poder revitalizar una zona especial de una ciudad, ni siquiera de la nuestra como es Alcorcón, en cambio, sí podemos opinar sobre ello. Lo necesario que es esta revitalización traería un cambio de paradigma a la ciudad.

La historia que recuerda y se preserva

La calle Mayor no es simplemente un espacio físico; es un símbolo de nuestra herencia, una representación tangible de nuestras raíces y nuestra cultura. Cada edificio, cada adoquín, cuenta una historia, refleja un pasado compartido y encarna las esperanzas de nuestra comunidad. Al final, como en todos los cambios históricos, la sociedad ha sido en protagonista, y es tiempo de hacer uno más.

Tras cada ocaso llega un renacimiento, y pese al bulo histórico que ha supuesto siglos de pérdida cultural con la afirmación de que la Edad Media es una época oscura y de atrasos, en aquellos siglos se invirtió con la Edad Moderna. Sobre Alcorcón, la innovación que supondría este cambio a la calle Mayor, junto a un vecindario volcado por completo a ello, una nueva ciudad del todo. Los negocios locales como pilares, mientras que los alcorconeros puedan seguir reconociendo su valor económico y social.

En cualquier caso, nuestro deber como vecinos es seguir preservando la historia que tantas alegrías nos ha dado a los alcorconeros. Además, el protagonismo de la calle Mayor en Alcorcón también se le debe a ciudadanos de los municipios de alrededor, ya que todo Madrid sur supone una pieza importante en la región. Por ello, y por lo que supondría para la ciudad, es más que necesaria esta revitalización. No por los comercios, ni tampoco por nosotros como individuos, sino por la vida que vendrá, por las generaciones venideras y por el futuro.

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