Desde mi Colmena en Alcorcón: True colors

Desde mi Colmena en Alcorcón: True colors

Nueva columna semanal que revela y nos rebela; que confirma la certeza de que a quien siembra bondad le espera la cosecha que se merece. Desde mi Colmena en Alcorcón: True colors

Vaya por delante un breve recordatorio, a quien pueda interesar, sobre el carácter supremo de la Constitución Española que, en su art. 20.1.a), reconoce y protege mi derecho a expresar y difundir libremente mis pensamientos mediante la palabra, el escrito, etcétera.

En virtud de este artículo, así como del principio de jerarquía normativa ostentado por dicha norma máxima, que asimismo me brinda protección contra la arbitrariedad de los poderes públicos (según su art. 9.3), comienzo mi sincera y bien merecida loa hacia una persona tan ejemplar que, como cabía esperar, no goza de tregua alguna en la sucesión de ataques perpetrados contra sus últimas iniciativas, de carácter lúdico y cultural, para disfrute de Alcorcón.

Y lo hago con el comienzo de la canción True Colors de Cindy Lauper: You with the sad eyes, don’t be discouraged, oh I realize it´s hard to take courage…[…]… But I see your true colors shining through…

Desde el último embate sufrido por tal persona, esta canción no ha dejado de resonar como un bucle en mi cabeza hasta terminar el retrato con que encabezo esta columna.

La he tarareado hasta el tedio de mis seres próximos. Mis lápices se agitaban, consternados y rabiosos al principio, templados y dadivosos después, entusiastas en su afán de devolver a Raquel Rodríguez los colores que uno puede percibir en su halo desde el primer momento en que contacta con ella. Los mismos colores cuya extinción persiguen los que, desde su resentida penumbra, no podrán entender por qué escribo esto, aunque yo sí puedo explicar por qué no lo entienden:

Porque en su mundo gris sólo existen las sombras de la codicia y la hipocresía, nada más. Y su estrecha mirilla emocional no alcanza la visión de todo el cariño que la respalda.

El acoso que recibe nos duele, como amigos y como admiradores de quien sabe liderar ganándose el aprecio y la admiración, frutos éstos de una labor continua y extenuante (sí, yo he visto a Raquel presentándose en el último compromiso del día, con unas ojeras hasta el suelo, a horas en que a cualquier ser humano apenas le quedan unas escasas gotas de energía. Ella se las deja todas, hasta la última, en nosotros).

Tras la estocada más reciente (la suspensión de un desfile), hemos temido que a Raquel se le desangraran las fuerzas, disipando sus colores hasta la extinción. Pero es un temor sin fundamento, porque toda la luz que ella lleva volcando en nosotras/os a lo largo de estos últimos años (y no sólo en período electoral) ha germinado y le devuelve el reflejo aumentado por el agradecimiento, la ilusión y la esperanza. Con sólo girarse a mirarnos, envuelta en este nimbo de cariño, se retroalimenta con los colores que generosamente ha ido compartiendo sin llevar la cuenta de toda la cosecha sembrada.

Porque, Raquel: sabes que, aparte de tantos emprendedores/as increíbles a las que has ayudado (artesanas/os, hosteleros…) llevas junto a ti un batallón de: abejas filósofas de Maliaprincesas soñadoras, un par de Joplin bien guerreras, Doritas desapercibidas pero implacables, supervivientes tan valientes para pedir a su maltratador que no las quiera tantomujeres de mil batallas con corazón de fénix; poetas de espejismos y de tantas otras obras magnificas…, (se me iría la columna mencionando títulos).

En fin, que tienes una legión nada desdeñable respaldándote. ¡Y no digamos las más de seiscientas artistas olvidadas (que ya llevará descubiertas la lianta de Mamen-calienta-que-sales), que están abandonando su reclusión en el olvido de los sótanos perdidos y acuden en tu auxilio armadas de prodigiosos pinceles bien embadurnados de óleos, acuarelas y demás! Toda una legión cargada de lealtad para protegerte, sostenerte y ayudarte a esquivar los golpes.

Te conocí en mi primera salida a la luz como escritora. Trajiste a mi vida compañeras que se han convertido en la clase de amigas que sólo creía posibles en sueños que surgen cuando  los peores golpes dotan a la soledad de unos colmillos enormes. Y sigues brindándome más.

Apostaste por nosotras y en nosotras se despertó el natural instinto de no defraudar a quien inspira con su ejemplo de entrega, ayudando a todos los colectivos, no sólo el nuestro.

Ahora se alzan contra ti creyendo que su patética estrategia de desmoralizar culminará con el desprestigio. Típico de la mosca mediocre que necesita aplastar a la luciérnaga. Eso y el empeño en ganar guerras en lugar de hacer ganar al pueblo, son rasgos muy significativos.

Tú cuentas con algo de lo que carecen: mucho agradecimiento a tu paso, mucho reconocimiento esperándote allá donde te dirijas.

Porque somos colmenasi tocan a una (que bien podemos llamar la reina) nos tocan a todas y perderemos la vida con el aguijón si es necesario.

Cuando llegue un golpe, cierra los ojos, escucha el zumbido crecer a tu alrededor y verás cómo la estocada te resbala, para que tus colores sigan iluminando Alcorcón y cegando a quienes reniegan desde su oscuro antro.

Gracias por tanto.

*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o de las imágenes que aparecen en este artículo.

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