Nueva columna dedicada a alguien que, milagrosamente, aún cree en nosotros. Desde mi Colmena en Alcorcón: Poca gana de resucitar
Jesusito de mi vida… Hoy te toca resucitar. Que vaya paliza de días, entre el vía crucis, los latigazos y todo lo demás… Se supone que hoy deberías asomarte radiante y feliz anunciando tu condición divina e inmortal, pero se te va a aguar la fiesta.
Mira, yo te voy avisando: no sé si te va a gustar lo que encontrarás al desplazar ese pedrusco cuando salgas de tu túmulo funerario.
A ver, ten calma, que te explico. Respira hondo: sí, justo aquí al lado ya llevan muertos más de treinta y dos mil palestinos a manos de los israelíes. Sí, como los judíos que te han arrojado a las ejecutoras fauces de los romanos. Pero tú mejor que nadie entiendes ―y nos enseñaste― que no se debe juzgar a la ligera, que entre todos los judíos ahora repartidos por todo el mundo, una gran parte condena el genocidio perpetrado por Israel (pero no tienen fuerza; nadie la tiene porque las raíces de todos los gobiernos implicados están podridas, vayan de buenos o de malos).
Supongo que este cargo de conciencia por parte de tantos judíos se debe a que en todas partes hay gente íntegra (tal es el caso de los concienciados), gente perversa y gente que en la Grecia antigua llamarían idiotas, sin diferir mucho aquel significado del común actual.
A esto se añade que en este caso hay oscuros intereses detrás de la imposición de Israel (como en todas las invasiones y conquistas, siempre hay un bolsillo insaciable detrás que nada tiene que ver con el motivo ideológico o religioso ―y tal vez ni siquiera pertenece a una de las patrias implicadas― que supuestamente da pie a cada guerra).
Los ocultos tras las guerras son mucho más siniestros que los propios ejecutores. Sí, Jesús, esto se ha complicado mucho. Ya no hay simplemente los buenos y los malos. Hay millones de títeres alimentados con odio traído desde algún artero foso de maldad y codicia, que acaban exterminando y expoliando para beneficio de los anfitriones de dicho foso, que disfrutan sádicamente moviendo los hilitos.
No, este exterminio no es cosa de judíos como los que te han hecho esto a ti. Además, entre los israelíes de buena conciencia supongo que permanece el terrible recuerdo de lo que hizo aquel chalado del bigotito rectangular con millones de ellos, y no se lo desean a nadie, ni mucho menos verse ahora convertidos en parte del gremio de verdugos en que se han convertido sus supuestos semejantes.
Y ya que lo menciono… Qué años aquellos, Jesús… ¿Recuerdas el momento de la II Guerra Mundial, el fascismo extendiéndose como una ola de irracionalidad hasta la crueldad más explícita? Lo raro es que no acabaran con el mundo completamente, entre los fascistas declarados como tales y los fascistas soviéticos que se hacían llamar comunistas ensuciando el legado de Marx, (éste acorde a tu ideal de justicia humanitaria).
Bueno, pues otra mala noticia (ya te dije que te sentarás… Que te iba a hacer falta):
Bien. Y si puedes apóyate en la pared.
Están volviendo. Se veía venir. Tuvimos una brillante época de bienestar para todos, en la que se pensaba mejor porque se leía más y se vivía y discurría socialmente con mucha más intensidad. Incluso las letras de las canciones se impregnaban de una riqueza lingüística con toques filosóficos. Pura poesía, alimento del bueno para la mente y el alma.
Pero allá por los noventa, de pronto, las letras de la música que nos envolvía se volvieron insulsas y superficiales, eclipsadas por ritmos estudiados para disfrutar de la música sólo como instrumento de baile y flirteo. Después vinieron los canales basura en la televisión. Los documentales y debates e incluso buenas películas, que tantas conversaciones interesantes propiciaban, dieron paso a un cotilleo insulso pero atrayente que, a su vez, enriqueció a un perfil deplorable de personas y las dotó de cierto poder sobre los medios que, lo quieras o no, controlan las mentes humanas. Abono para crear una generación fácil de manipular.
Vaya sofocón… espera, que sólo te he puesto en antecedentes
Ahora va la traca: jóvenes sin la menor idea de la historia de España ni la IIGM, de cómo una dictadura se impuso a una República democráticamente establecida y tantas cosas más, aclaman el retorno del equivalente español a aquél del bigotito (la verdad es que lucían un look muy similar), mientras su necesidad de identidad grupal les lleva a adoptar posturas absurdas sin pensarlo ni un poco, como, por ejemplo, la negación de medidas para frenar el cambio climático (sí, Jesús, hasta en eso la estamos liando bien gorda… El jefe podrá ahorrarse el Apocalípsis).
En Italia ha vuelto Mussolinni, pero disfrazado de mujer para ganarse los votos femeninos. No, no creo que las manden “de vuelta a la cocina”. Eso ya no interesa. Ahora lo que se estila es explotarlas en el mundo laboral (además de domésticamente), porque el interés reinante es la competencia económica entre potencias. Así de paso no nos da por pensar. Han comprobado la potencia que puede alcanzar la bomba de talento y cambio que albergamos en nuestro “laboratorio cultural” y, claro, no les viene nada bien. Hasta consiguen alienar a muchas para que se sientan orgullosas de no tener tiempo para leer y cosas así. Uff…
Y espera que lo de los chalados soviéticos también ha vuelto. Si miras un poco más allá, más arriba, verás una invasión exterminadora como la que sufren los palestinos, entre una población más rubia y pálida, pero con la misma sangre perdida por los inocentes masacrados; el mismo dolor, la misma angustia, las mismas lágrimas… Tú tampoco sabes ya adónde mirar, te entiendo. Así estamos todos.
Con lo contento que estabas tú con esto de la democracia, Jesús… Pero encontraron la manera de burlarla, tanto cargándose a los opositores directamente (como en el caso recién mencionado) como lavando los cerebros de los votantes con una tergiversación absoluta de todos los términos que formaban parte de ella (por ejemplo, el de “libertad”, convertido en invitación a la irresponsabilidad más egoísta y pueril), volteando el lenguaje para que el dictador resulte ser quien pretende el bienestar común. Y si te explico lo del lavado vía influencers por Internet… alucinas del todo. Ni al diablo se le habría ocurrido tanta argucia. Pero las debe estar gozando como nadie.
Es de locos, Jesús ¿Te imaginas? ¡Ahora te llamarían “dictador”…!
¡Bueno, que tampoco sabes lo del Papa Francisco! Cándido él, ha sido el primer miembro del Vaticano (lo sé: ese nombre te da repelús) que trató de ejercer la versión más fiel posible a ti… ¡Hasta le han deseado la muerte sus colegas! ¿Puedes creerlo?
¿Pero a dónde vas? ¿Te vuelves ahí dentro? Hazme un hueco que me quedo aquí un ratito contigo y después ya me voy a hacer la comida… mientras algunos aún podamos dar de comer a nuestros hijos.
Pues sí; aquí dentro se está mejor. Si no quieres salir lo entenderé. Total, nadie lo hace…
Y no te preocupes si no apareces; ahí fuera a muchos les vale con un muñeco al que llorar, como si no hubiese más motivos para hacerlo.
Patricia Vallecillo – escritora y presidenta de la Asociación de Escritoras 100 Miradas.
Autora de la trilogía Las abejas de Malia y del cuento Letras para una bruja.
Facebook: Las Abejas de Malia libro.
Instagram: escritorapatriciavallecillo.
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