Alberto Viña nos trae una nueva columna semanal sobre la figura del jardinero de moda en el municipio. Apuntes desde Alcorcón: Rufino y el mito
Esta semana ha vuelto a aparecer en mi TL de Twitter el pequeño jardín decorado por el afamado portero de Alcorcón Rufino. De hecho, me apareció su propia cuenta y le comencé a seguir. He descubierto que sus jardines decorados van más allá de los belenes en Navidad. Eso y más cosas.
A veces juego a imaginarme la vida de las personas con las que me cruzo. Una chica paseando a su perro que no deja de mirar el móvil. Un hombre tomándose un café mientras lee el periódico -aún los imprimen, os lo juro-. Son historias en potencia que me encanta diseñar en silencio. Las posibilidades se multiplican. Todos podrían protagonizar un relato, una novela. Dicen que para que un personaje sea redondo debe tener virtudes y defectos. Contradicciones. Llevar a cabo malos actos, incluso. Nadie fue perfecto nunca, por lo que los libros deben reflejarlo.
Con Rufino no soy capaz de hacerlo. Nunca podría escribir ninguna historia sobre él porque no me lo imagino escondiendo una cara mala. Un lado oscuro. Y no sería un personaje redondo. Para la literatura no vale, pero para la vida real le ocurre todo lo contrario, como demuestra el cariño que se le profesa por redes. Es el ser humano con el que todos nos querríamos cruzar en nuestra vida. Le agarraríamos y no le soltaríamos jamás si pudiéramos.
A Rufino me lo imagino dejando pasar a todo el mundo en los pasos de cebra. Utilizando siempre el “por favor” y el “gracias”. Llevando a la compra su bolsa reutilizable de varios años de edad porque le ha terminado cogiendo cariño. Rascándose la cabeza cuando duda en algo, cuando no sabe la respuesta. Escribiendo christmas en Navidad a todos sus conocidos y dedicando una felicitación especial y personal a cada uno de ellos. Haciendo todo lo que las personas nobles hacen. Me lo imagino como la representación de la honestidad y de la inocencia. Un bastión de pureza en un reino de malas intenciones.
No paso prácticamente nunca por su calle. Por eso dudo que le haya visto alguna vez en mi vida. Pero lo prefiero. Un entrenador de mi equipo de fútbol solía decir que no quería conocer a su ídolo porque temía que al hacerlo se esfumara la magia. Al principio no le comprendía. Qué puede haber más mágico que conocer a personas a las que admiras. Pero con el tiempo entendí lo que quería decir. Comprendí su temor. La imaginación es más potente que la realidad. Da cabida a todo lo bueno que se nos pueda ocurrir. Y aunque no dudo de que Rufino sea capaz de colmar las expectativas, creo que es mejor que se mantenga como un mito. Algo incluso metafísico, no sé.
Qué hacemos con las personas especiales que lo dan todo sin pedir nada a cambio. Cómo se vive manteniendo esa deuda en la cabeza durante toda la vida. Es bonito saber que entre nosotros hay alguien como Rufino, que se preocupa por cuidar nuestros jardines internos.
AV