Apuntes desde Alcorcón: Dirigirse al mundo

Apuntes desde Alcorcón: Dirigirse al mundo

Nueva columna semanal sobre la exposición humana al resto. Apuntes desde Alcorcón: Dirigirse al mundo

Cada mañana la misma historia. Levantarme, prepararme para irme, desayunar, coger las llaves de casa y, al echar un último vistazo a mi cuarto, pensar: «esta semana pongo los pósters».

Han pasado ya dos meses desde que me fui a vivir con mis amigos y lo que pensaba que sería lo primero que terminaría no ha hecho más que empezar. Y ni siquiera eso. A mi habitación aún la gobiernan un escritorio y una cama. Ambos soportados por una alfombra. Existen detalles como plantas, libros o cajas diminutas que hacen las veces de decoración mientras almacenan todo tipo de estupideces. Me propuse apegarme menos a los objetos que por suerte o por desgracia terminasen en mis manos, pero ese propósito ha sido lo único de lo que realmente me deshecho sin ningún tipo de miramientos.

Soy tan de apegarme a las cosas que no puedo abandonar el proceso de buscar fotos o diseños, retocarles dos cosas y creerme diseñador y pensar en qué lugar de la habitación quedaría mejor. Pero creo que tardo tanto en decidirme porque es la mayor declaración de intenciones y carta de presentación al mundo que puedo hacer ahora mismo. No puedo permitirme ir mucho más allá porque mis zapatos no son tan resistentes. No escribo tan bien como para hacer de este espacio semanal una campaña de marketing rompedora. No me atrevo a describirme en un minuto. No sé qué hago. No sé quién soy. Solamente podría decir que soy ridículamente indeciso. Eso y preguntar «¿y tú qué tal?» después. 

El póster, por el contrario, es una manera elegante de dirigirse al mundo. De mostrar tu panteón de deidades y tus creencias más profundas. Todo ello sin necesidad de alzar la voz. El póster encarna todo lo que un joven querría ser: llamativo, diferente y provocador. Una imagen siempre ha valido más que mil palabras. Un póster resume cientos de tuits. Lo colocas sabiendo que los ojos que lo mirarán serán siempre los tuyos. Pero con la esperanza de que los demás lo vean a través de tu mirada. El póster es el mejor currículum diseñado jamás.

Una vez que coloque todos los pósters la historia será diferente. Me levantaré. Me prepararé para irme. Desayunaré. Cogeré las llaves de casa y, al echar un último vistazo a mi cuarto, pensaré: «ese póster no queda bien». ¿Lo quito? ¿Lo muevo? ¿Lo retoco? Yo qué sé. Bueno, ¿y vosotros qué tal?

AV

Alberto Viña es escritor y vecino de Alcorcón. De hecho, su primer libro «Relatos de taller», está realizado en colaboración con alumnos y alumnas del ‘Curso de Escritura Creativa’ del Centro Cívico Cultural Cooperante Margarita Burón. Este se puede encontrar en la siguiente página web, o en el mismo centro.

*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o de las imágenes que aparecen en este artículo.

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