
Columna especial sobre el día del amor y lo que conlleva este sentimiento que a veces se ve cohibido. ¿Un día cualquiera?
Quizá San Valentín te parezca un día normal y puede que así lo sea; te entiendo. ¿Igual de normal que Navidad y que otras fiestas? ¿Qué diferencia existe para que un día festivo te guste más que otro? Ya, no lo habías pensado. La diferencia estriba en tu momento concreto, en tus valores, en tu ideología y en tus experiencias; y todo esto es respetable. Dicho lo cual, ¿quién se cree con derecho a juzgar qué fiesta o motivo de celebración es más importante que otro?
El catorce de febrero me parecía un día comercial, un día para los chavales, para los primeros amores. Hasta que una fuerza de la naturaleza arrolló mi corazón, tanto tiempo helado, triste y solitario. Volvió a mí la ilusión, una segunda adolescencia, una nueva oportunidad para vivir la vida como quiero vivirla, con alguien que me completa y a quien completar, alguien que saca lo mejor de mí y a quien quiero darle lo más valioso que poseo: respeto, cariño, pasión… Ahora entiendo porqué el amor ha sido continua inspiración para todas las artes.
Si te sientes identificado, debes saber que enamorarse exige desarmarse, combatir las espinas que fueron brotando a lo largo de la vida en tu corazón para defenderlo de todo aquello que lo dañaba. Debes mostrar tu vulnerabilidad sin que esto te haga sentir débil, porque amar conlleva riesgos y el miedo solo limita todo aquello que podría hacerte más feliz. Liberarte de ese miedo te llevará tiempo, pero debes hacerlo para que no guíe tu vida, porque entonces siempre huirás de algo que te aterra y de lo que ni siquiera tendrás la certeza que vaya a ocurrir; Dice la neurociencia y estoy de acuerdo: «un pensamiento que nos asusta, cuando no es por una situación de verdadera supervivencia, es solo una posibilidad más que nos ofrece nuestra inteligencia, una posibilidad generalmente falsa».
Si es lo que deseas, date la oportunidad de sincronizar tu corazón y tu alma con alguien especial, tan especial que no concibas que pueda existir nadie como ella o él, tan especial que sientas que es parte más de ti, que ambos nacisteis para estar juntos.
Ama, ama sin culpa, sin vergüenza, sin límites más allá del propio respeto a ti mismo, porque el amor es la principal fuerza que mueve el mundo. Da igual si un país está en guerra, porque sigue surgiendo el amor entre sus maltratadas gentes. Da igual que tu situación sea desastrosa, precaria. El amor tiene el poder de purificar todo aquello que mancilla las posibilidades que te permitirían vivir con más plenitud. Entrégate, apuesta por ella o él; apuesta por ti o nada cambiará. Ya conoces la oscuridad, el frío del silencio, el vacío del todo y nada. No pienses, no escuches a tu ego, sino a tu corazón. Aprendamos a navegar en los mares de la vida con el amor como faro que nos guíe.
No escribo más, tan solo una sugerencia: en cuanto tengas la oportunidad de ver a la persona de la que te sientes enganchado, díselo. Dile que la amas, que con ella o él el mundo es más bello, los colores son más intensos, las flores huelen mejor e incluso los melancólicos días de invierno ya no te parecen tan grises porque piensas en ella, porque es tu premio al final del día. Abrázala sin tiempo, sin dejar espacio entre ambos. ¡Vive, ama!
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