Hace tres años el municipio sufrió con su aparición. Supervisión en Alcorcón y el resto de la región por la oruga procesionaria
La oruga procesionaria es uno de los grandes problemas cuando marzo se asoma en el año, y que dura hasta el mes de junio. Por ello, la Comunidad de Madrid ha comenzado a supervisar más de 65.000 hectáreas de pinares de la región. En cuanto a las zonas más afectadas, estas son, sobre todo, las de de Pinus pinaster, del piedemonte de la Sierra de Guadarrama, y de Pinus halepensis, presenta en el este y sureste de la región. Sobre Alcorcón, no sería la primera vez de su aparición.
El Cuerpo de Agentes Forestales autonómico (CAF) es el encargado de revisar y evaluar la presencia de esta especie para controlar su propagación, y ha divisado este año más bolsones en zonas altas de Pinus sylvestris. Todo debido a las bajas temperaturas de este invierno, y es que en Alcorcón, por ejemplo, se han alcanzado números muy bajos en este sentido. De hecho, hace tres años, el Ayuntamiento tuvo que lidiar con la oruga en el municipio.
Otoños cálidos y secos: ideales para ellas
El aumento de población de la Thaumetopoea pityocampa vive en horas altas debido a los otoños cálidos y secos, que son muy favorables para ellas. Estas son capaces de producir grandes daños en las masas forestales, así como convertir el arbolado en más sensible a los incendios. Además, también pueden perjudicar la salud de los animales de compañía como los perros, que pueden sufrir daños graves en la lengua, e incluso causarles la muerte.
Entre las recomendaciones a la población ofrecidas por el CAF, se encuentra el de evitar cualquier contacto con el nido y con las orugas. Parece de lógica, obviamente, pero tiene el sencillo motivo de que sus pelos urticantes pueden ser trasladados por el viento, y provocar reacciones alérgicas en la piel. Además, hay que evitar pasear bajo los pinos afectados o cerca de ellos, y si se hiciese, siempre con gorra y gafas, además de cubrirse la mayor parte del cuerpo.
En cuanto a los animales, es extremadamente peligroso que entren en contacto con las orugas y, especialmente, que las ingieran, ya que se necesitaría una asistencia veterinaria inmediata. Estos lepidópteros son un gran problema en estas estaciones, y hay que extremar el cuidado.
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