Nos recibe en el recién abierto salón de peluquería de Las Retamas su propietario. Óscar Blanco: “Llevamos 23 años de éxito en Fuenlabrada con dos salones y pensé en Alcorcón”
Si los tiempos y las cosas cambian es porque hay detrás personas que empujan esas transformaciones. Óscar Blanco fue un niño absolutamente fascinado con la barbería a la que le llevaba su padre a cortarse el pelo. «Yo nunca iba llorando, como otros niños, sino feliz. El peluquero me decía con mucho cariño que cuando fuera mayor me daría trabajo. Y yo, la verdad es que estaba encantado con la idea. En la mili me pusieron de peluquero y después me apunté a una academia, me saqué el título y hasta hoy». Óscar llevaba 23 años de éxito con sus dos salones en Fuenlabrada hasta que hace muy poquito decidió abrir uno nuevo en la Avenida de las Retamas, 80. En Alcorcón, claro. Olvidaos de la típica peluquería con secadores de casco, revistas del corazón y sofás para esperar a que te corten el pelo.
«La sociedad ha cambiado. A todos nos gusta ir a sitios donde, evidentemente haya grandes profesionales, pero también nos gusta que sean bonitos, que cuiden los detalles… Ya sea un restaurante, un hotel, una sala de conciertos… Y yo pensé hace unos años que el mundo de la peluquería necesitaba también una pequeña revolución para convertir el corte de pelo en toda una experiencia. Y lo quise llevar a la zona sur, primero a Fuenlabrada y ahora a Alcorcón. Cortarse el pelo debe ser siempre una experiencia». Tanto es así que nada más entrar por la puerta uno se sorprende entre neones muy coloridos, grafitis gigantes que son verdaderamente obras de arte, una farola, paredes doradas y plateadas, y una música que te envuelve desde el minuto uno.
«¡El trato es muy importante! Queremos que la clienta salga feliz»
Claro que hay espejos y claro que hay butacas, ¡pero que butacas! «Queremos dar comodidad a nuestros clientes, tenemos una aplicación para darles sus citas, la gente de manera muy cómoda tarda pocos segundos en elegir el oficial, la hora, el día y además así nos evitamos estar colgados del teléfono». Óscar no dice esto del teléfono por ahorrarse unos minutillos y meter más clientes al día. Ellos cada media hora hacen un servicio y cuidan todo al detalle para que el cliente se sienta protagonista. «Les invitamos a tomar un café, un refresco… Intentamos tener siempre una música cuidada. Hacemos limpiezas de cara para el hombre y las mujeres exactamente igual… ¡el trato es muy importante! Cuando son colores complicados las invitamos a venir antes, nos gusta asesorarlas y no dar unas mechas así porque sí. Queremos que la clienta salga feliz. Y cuando al final ven el resultado se van el triple de contentas».
Posiblemente lo más importante del salón de Óscar Blanco en Alcorcón sea algo en lo que prácticamente nadie repare. Es difícil de explicar, pero creo que merece la pena intentarlo. Sí, es cierto que Óscar quería abrir un nuevo centro en algún momento. Pero… ¿Por qué ahora? «Yo he salido por la Avenida de las Retamas un montón de años. Por los bares, por el ambiente que tiene. Me encanta de siempre. Tenía la ilusión de abrir una nueva barbería, pero por cosas de la vida, dos personas que yo conocía, muy trabajadores, personas humildes, tenían la tarjeta de residencia a punto de caducar y uno de ellos estaba muy agobiado porque pensaba que iba a tener que abandonar España a no ser que pudiera tener una propuesta laboral seria».
Sí, la cosa se puso seria. Pero las cosas que se hacen desde el corazón, desde el alma, siempre salen bien. Aunque parezca que todo está en contra. Óscar le dio muchas vueltas, claro, pero sin su tesón, sin sus ganas de ayudar, probablemente no estaríamos ahora mismo hablando de su nuevo proyecto. «Le pedí a mi abogada que me asesorase. Que hablase con el abogado de estas personas que necesitaban un poquito de buena suerte. Nos dijeron que era un proceso largo, de casi un año, y en fin… Por cosas del destino los papeles tardaron en tramitarse mucho menos de lo esperado y yo ahí pensé que era el momento de abrir la nueva barbería. En esos días se me cruzó este local, además en un sitio que me encantaba y pensé que era una señal. Que me tenía que atrever a dar el paso». Parafraseando a Neil Armstrong, un pequeño paso para Óscar Blanco, pero un gran salto para estas dos personas que hoy trabajan codo con codo con el peluquero. Bueno, aunque él ya no tenga las tijeras en las manos y las nucas de sus clientes frente a sus ojos. «Hace casi dos años tuve que salir de detrás del sillón y ya no corto. Pero estoy feliz de gestionar. De pensar, de imaginar. Aunque echo mucho de menos el trato con cliente».
«Las redes sociales no solo han traído cosas malas. De alguna manera han servido de inspiración a muchos hombres para verse reflejados en personas que se cuidan»
En esta vida todo se resume en tomar decisiones. A veces las decisiones más difíciles son justo aquellas que hay que tomar si quieres que las cosas vayan bien. Evidentemente, para aquel niño que soñaba con cortar el pelo cada vez que acudía junto a su padre a la barbería, no debió ser nada fácil renunciar al peine, tijeras, cepillo, gomina, etc. Por cierto, probablemente el padre de Óscar, o el propio barbero al que iban jamás pudieron imaginar que los hombres darían tanta importancia a la imagen como se la damos hoy. Hubo un tiempo en el que los hombres solo iban a la peluquería por obligación, para mantener unos mínimos de estética cuando llegaba una boda o alguna reunión importante.
Hoy todo ha cambiado. Nunca se han visto flequillos que desafíen a la gravedad más espectaculares. Ni degradados más originales. Zonas rapadas, barbas cuidadísimas, looks que hace unos años no sabíamos ni que existían. «Las redes sociales no solo han traído cosas malas. De alguna manera han servido de inspiración a muchos hombres para verse reflejados en personas que se cuidan, que son elegantes y, claro, quieren parecerse a ellos. Tenemos muchos clientes que vienen prácticamente cada semana».
Mientras Óscar y el que escribe charlan animadamente se mezclan los primeros vecinos curiosos que piden información y los últimos obreros que ultiman los detalles en este primer día de inauguración. Dejo a Óscar muy ajetreado después de despedirme de él y sonrío caminando por la calle recordando lo último que me cuenta. «Lo más bonito de esta profesión son los vínculos que se crean con las personas que confían en nosotros. A día de hoy tengo amigos que primero fueron clientes. Se crea una relación muy especial con ellos».
Víctor R. Alfaro.
Locutor de Sol Radio y escritor.
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