Engrandecer y prestigiar la política de Alcorcón para mejorar nuestra sociedad

Engrandecer y prestigiar la política de Alcorcón para mejorar nuestra sociedad

La mejora de este ámbito será beneficiosa para todos. Engrandecer y prestigiar la política de Alcorcón para mejorar nuestra sociedad

* Texto adaptado del quinto número del periódico impreso de alcorconhoy.com, correspondiente a mayo de 2023. Para leer el periódico completo, puedes hacerlo haciendo click aquí.

¡Han llegado las elecciones! Esa expresión tan cacareada de la “Fiesta de la Democracia” ya está aquí. El 28 de mayo tenemos una cita en las urnas. Es quizá un buen momento para pararse a pensar y reflexionar. La política es importantísima. Y lo es porque está en casi todo lo que nos afecta cada día. A qué hora me levanto por la mañana para coger un autobús cuya frecuencia de paso depende de la política, igual que lo que tardan en atenderme en un centro de salud. O cuántos baches hay una carretera y el tiempo que llevan ahí; si funcionan las farolas de la calle; si el tratamiento para el cáncer que sufre mi madre solamente se da en un número de hospitales determinados; si me han subido el IBI; si el aumento de la cuota de autónomo no me compensa para abrir un negocio; cuánto tiempo tardo en arreglar un trámite administrativo; cuánto tengo que andar para dejar a mis hijos en un guardería o colegio público; si tengo un parque cerca de casa para bajar con los niños; si tengo parquímetros en el barrio o no; si hay suficiente policía…

Todo son decisiones políticas. Sin embargo, en nuestro país la política vive un desprestigio mayúsculo desde hace años. Existe un gran hartazgo ciudadano. Esta situación nos debería ocupar y preocupar. ¿Qué nos lleva a haber desprestigiado tanto una actividad que es tan importante para todos? Como español que soy, voy a ejercer una afición que nos encanta en este país. Buscar culpables. Aunque yo prefiero la expresión “analizar responsabilidades”

Para empezar, de los políticos. Es cierto que ha habido casos de todo tipo y en todos los colores partidistas que han hecho daño a la credibilidad del ejercicio de la política. Pero tampoco ayuda el estilo que destilan muchas intervenciones políticas en las instituciones. El nivel de polarización de la vida política es más que notable. Las palabras debate, diálogo o acuerdo se han cambiado en la práctica, en muchas ocasiones, por bronca y desencuentro. Una política de trinchera que, ¿beneficia a alguien?

Hay debates parlamentarios o en plenos municipales que parecen charlas en un bar a las tres de la madrugada, o discusiones entre macarras. Los verbos escuchar, argumentar o respetar no se conjugan y se tira de los argumentos ideológicos más básicos y de las tripas de cada uno. Algunos líderes destilan verdadero odio frente a los que están sentados enfrente. Eso no puede ser. Se puede ser rival político, pero no enemigo personal. La solución a los problemas no suele tener varitas o fórmulas mágicas. Las soluciones llegan con esfuerzo, trabajo conjunto, acuerdos… La sociedad pide y necesita volver a debatir de forma sosegada, analizar, acordar y hablar. Hay quien dice que cualquier tiempo pasado fue mejor y no voy a hacer referencia a otros políticos y tiempos. Pero es necesario cambiar las formas y el estilo, además de ofrecer a la ciudadanía más argumentación, análisis y pedagogía. No podemos seguir en la política del zasca. Eso no soluciona los problemas. 

Engrandecer y prestigiar la política de Alcorcón para mejorar nuestra sociedad
Engrandecer y prestigiar la política de Alcorcón para mejorar nuestra sociedad

Para seguir, está la propia sociedad en sí. Aquella frase de “A mí no me interesa la política” o “A mí la política no me afecta” me han parecido siempre sinónimos de ignorancia. Pido disculpas si alguien se ofende. Tampoco me vale esa frase de “Todos los políticos son iguales”, pues por pura lógica no todos los profesionales de un sector son iguales. O aquella otra de “Solo piensan en llevárselo” que suele venir acompaña de “Aunque yo haría lo mismo si estuviera en ese cargo”. Primero porque los políticos no son robots que se crean en un laboratorio. Los políticos son el reflejo y el fruto de buena parte de la sociedad y, si das por hecho que se lo llevan de forma fraudulenta es porque ocurre en todos los ámbitos sociales y se tolera o está normalizado. Me niego a creer que sea así

Y, segundo, porque si tú hicieras lo mismo, eres parte del problema y no de la solución así que no crítiques a nadie. Poner en valor la política y acercarse a ella debería ser una obligación (no todo van a ser derechos) de los ciudadanos. Algo tan normal y sencillo como a través de la web de un partido leer el programa electoral no debería ser una acción que hacen unos pocos. Leer una entrevista a un político local, regional o nacional tendría que ser algo normal. Analizar lo que nos dicen, votar sabiendo lo que nos proponen sin ser preso de ideas preconcebidas. También saber escuchar cuando desde un ayuntamiento o institución nos dicen que algo no es posible o se retrasa. A veces parece que por pagar el IBI tenemos derecho a elegir donde va el cubo de basura, qué calle se debe asfaltar primero (suele ser la nuestra) e incluso a que de los árboles mane la miel. Informarse, ocuparse, acercarse y escuchar la política debería de ser un ejercicio ciudadano que se practicara de forma habitual. Simplemente porque nos afecta y nos interesa

Para terminar, hay que hablar de la responsabilidad de los medios de comunicación. ¿El periodismo ayuda al prestigio de la política o a su desprestigio? ¿Debe contribuir a una cosa o la otra? Vivimos en una sociedad de lo inmediato, del ‘meme’, de los 140 caracteres de Twitter… y eso también afecta a la comunicación. Muchos medios viven bajo la dictadura del Google Analytics y del ‘clickbait’. Destacar en medio de una selva de informaciones. Es triste, pero es así. Esto no ayuda a realizar análisis de la actualidad sosegados y argumentados ni tampoco entrevistas o reportajes en profundidad. En ocasiones nos hemos convertido en jueces que desde el púlpito titulan. No deberíamos caer en espectáculos mediáticos que despellejan con elocuentes portadas a un político investigado que, en la práctica, desde entonces, ya tiene la etiqueta de presunta culpabilidad. Sería conveniente reflexionar y poner un poco de calma en todo esto. Explicar más y mejor a la ciudadanía cada situación, cada medida, cada iniciativa, cada caso… debería ser un objetivo irrenunciable. 

Contribuir entre todos a prestigiar y engrandecer la política es algo que nos beneficiará en conjunto como sociedad. Porque todos queremos que, en lo público, en lo que afecta a todos o a la mayoría, se intenten tomar las decisiones más acertadas posibles. En esto todos podemos sumar. Una política desprestigiada y siempre bajo sospecha, ¿a quién beneficia? Ojalá estas elecciones sean un punto y aparte en la imagen de la política, de ejercerla de otra forma, de informar sobre ella de otra manera y de escucharla más y con otra actitud. 

*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o de las imágenes que aparecen en este artículo.

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