Su rastro se perdió el 1 de marzo de 1995 de forma repentina. El caso de Montserrat Ordaz: 30 años de su desaparición en Alcorcón
El pasado sábado 1 de marzo de 2025, se cumplían tres décadas de la desaparición de Montserrat Ordaz Olalla una mujer de 40 años, en Alcorcón. Su rastro se perdió en 1995 de forma muy abrupta, y desde entonces nadie ha ofrecido más información sobre su posible paradero. Tanto el Centro Nacional de Desaparecidos, organismo del Ministerio del Interior, como la asociación SOS Desaparecidos mantienen vigente una alerta de búsqueda para intentar resolver el caso, a pesar del paso del tiempo.
La última descripción de Montserrat indicaba que la mujer medía 1,50 metros, pesaba 50 kilos, era de complexión corpulenta, tenía el pelo largo y liso de color rubio y los ojos marrones. No obstante, cabe recordar que desapareció cuando tenía 40 años, por lo que en la actualidad tendría alrededor de 70.
Posibles hipótesis sobre los motivos de la desaparición
Todas las conjeturas se mantienen abiertas a día de hoy en el caso de Montserrat. Como alternativa más plausible se baraja una desaparición voluntaria. Es decir, que hubiera abandonado su vida en Alcorcón por razones personales. Ya sea por relaciones personales, entorno, trabajo o presión emocional, y hubiera considerado un cambio de identidad o trasladarse a otro lugar. Sin embargo, siguiendo esta teoría es extraño que hayan pasado 30 años y nadie la haya identificado ni ella misma haya contactado con sus familiares o con las autoridades para desactivar su búsqueda.
Otra especulación giraría en torno a un posible accidente o un problema de salud latente, que podrían haber derivado en desorientación o confusión. La mujer pudo encontrarse en una situación vulnerable y no poder pedir ayuda. No obstante, esta posibilidad también pierde peso al haber pasado tantos años y no tener ningún tipo de información al respecto. De haberla localizado en estas circunstancias, se habría notificado y el aviso de las asociaciones de desaparecidos se habría desactivado.
Finalmente, y descartando las anteriores conjeturas, la única alternativa que quedaría sería un secuestro o crimen fortuito. Esta posibilidad solo se empieza a barajar cuando no se encuentra ninguna pista, como es la situación de Montserrat. Este tipo de desapariciones implica una desaparición sin dejar rastro, algo que concuerda. En este sentido, algunas desapariciones están relacionadas con disputas o conflictos en el entorno familiar, de pareja o social. En este caso, la policía no encontró pruebas ni indicios de que pudo haber estado implicada una tercera persona de su círculo cercano.
Posibilidades de resolver el caso a día de hoy
La falta de información precisa y el transcurso de tres décadas hace que el caso sea muy difícil de resolver sin nuevos elementos. Sería crucial contactar con testigos de la época que pudieran haber visto algo sospechoso ese día en Alcorcón. A pesar de ello, aunque pudieran haber visto algo relevante, al haber pasado tantos años es posible que no lo puedan recordar, lo que complica aún más cualquier labor de investigación.
Un apunte para destacar en este caso, es que las autoridades no contaban en 1995 con los sistemas de investigación y la tecnología que tienen en la actualidad. A pesar de lo difícil que pueda ser, resolver el caso de Montserrat sería crucial para dar respuesta a los familiares de la mujer que sigan con la incertidumbre, garantizar la justicia y fortalecer la confianza en las instituciones encargadas de proteger a los ciudadanos. En un caso tan prolongado como este, hacerlo podría tener un impacto significativo en otros casos de desapariciones.
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