Esta fue la aventura vacacional del alcorconero Antonio Alonso el pasado 2019. El Camino de Santiago desde Alcorcón.
¿Quiénes no hemos pensado en hacer el Camino de Santiago en alguna ocasión? Seguramente todos. Algunos por un reto personal, otros por la faceta más religiosa, habrá quienes por vivir la aventura…. A partir de ahí te pones a buscar que tipo de Camino de Santiago haces. Esto le pasó a Antonio Alonso. Este alcorconero de 27 años programador informático, amante del deporte y de vivir aventuras lo tuvo claro: “Lo hago desde Alcorcón” Antonio después de mirar muchas rutas del Camino de Santiago, tomó la decisión de hacerlo desde su ciudad natal, Alcorcón. Fueron 22 días de aventura, andando y solo. Unas vacaciones diferentes en la que se agotó físicamente, conoció gente y municipios, se agobió y disfrutó. Alonso nos lo contó en Alcorconhoy.com. El Camino de Santiago desde Alcorcón.
- ¿Cómo se te ocurrió hacerlo desde Alcorcón?
Yo no quería hacer los últimos 100 kilómetros. Quería vivir la aventura del Camino. Estuve mirando distintas rutas, incluido el Camino Francés. Y al final dije… “Lo hago desde Alcorcón”.
Comienzo optimista
- ¿De Alcorcón de siempre?
Sí. Antes vivía en Las Retamas con mis padres y ahora me he independizado y vivo en el entorno del Centro Joven. Pensé para que voy a ir al norte y tirar para Santiago andando. Lo vi más divertido coger la mochila desde casa e ir a Santiago. Tardé 22 días desde Alcorcón. Salí un 16 de marzo.
- Y a partir de ahí supongo que mirarías etapas o rutas ¿no?
Tenía los días justos de vacaciones para llegar a Santiago según mi cálculo de 30 km al día para llegar en 20 días a Santiago. Fui muy optimista. Hago deporte y pensé que no iba a tener serios problemas en hacer esos 30 km diarios, incluso más.
«te das cuenta que el verdadero valor es el Camino en sí»
- Primer día
Salí muy motivado. Con muchas ganas. Mi mochila en los hombros y a buen ritmo. Me hice la ruta a dos días vista. Es decir no pensaba en donde llegaría el décimo día. El primer día hice más de 30 kilómetros, fui hasta Tres Cantos. 40 kilómetros. Llegué destruido (risas) El segundo día hice los 30 km de rigor hasta Mataelpino y dormí en un albergue. El tercer día fui hasta Cercedilla, 10 kilómetros y descansé. Estuve muchísimas horas tumbado. Estaba destrozado.
- El agotamiento era grande ¿no?
Mucho. Yo me quejo poco, hago deporte… Pero estaba tan cansado que escribí a mi familia y todo diciendo lo reventado que estaba. Me dieron muchos ánimos para seguir, aunque reconozco que si me hubieran animado para volverme quizá lo hubiera hecho (risas) Estaba cansadísimo. Así que tire para delante.
La España Vaciada
- Siguiente tramo de etapas es Castilla y León
Si así es. En Castilla y León fueron etapas solitarias, me cruzaba con poca gente y con muchas distancia entre pueblos. Cuando iba llegando a León me empecé a encontrar con más gente. El Camino es muy duro… cuando no te duele el tobillo, te duele una pierna… Físicamente es muy duro. Mucho más de lo que yo me pensaba. A eso hay que unir la dureza mental. Hay etapas que andas y andas y parece que no vas
a llegar nunca a ningún sitio. Tienes mucha incertidumbre. En ocasiones me hacía 8 o 10 kilómetros sin ver a nadie en todo el rato.
- ¿Cómo te has organizado para comer?
Pues he tenido de todo. Si pasaba por un súper pues intentaba comprar algo de pavo, frutos secos o potitos de frutas. Te dan energía, azucares… En ocasiones he comido en algún restaurante, otra veces bares… Nos sirvió el Camino para perder algo de peso (risas)
«Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo»
- ¿Conocías las zonas de España que has cruzado?
En mi caso no había viajado demasiado por España y siempre había ido a las ciudades grandes: Valencia, Granada, Barcelona… Pero España no son solo ciudades ni mucho menos. He conocido la España Vaciada, la de pueblos pequeños. Algo que yo no conocía.
Recuerdo una etapa muy bonita hacia O Cebreiro que fue muy dura, cuesta arriba, pero el paisaje y el ambiente es fantástico. Una etapa muy bonita.
Un grupo de cinco
- ¿Te perdiste en algún momento?
Pues sí. Hay señales, hay líneas que te marcan… pero yo me pase unas cuantas (risas) Yo iba siempre con el GPS del móvil, especialmente hasta la zona de Valladolid. Luego esta mejor señalizado.
Una noche dormí en Coca, en una casa enorme, con ambientación antigua… dormir ahí solo me dio bastante respeto… Salí muy temprano a caminar, sin desayunar ni nada. Me metí en un camino que era mucho más largo de lo esperado. Eran unos 15 kilómetros, hacía calor, solo… lo pasé un poco mal. Solamente llevaba una lata de mejillones en escabeche, no te imaginas lo buenos que me estuvieron. No iba por donde tenía que ir pero después de muchas horas, a la hora de comer me encontré un pequeño pueblecito… ¡con un bar! Comí allí muy muy bien y me salvó.
- ¿Conociste mucha gente?
Pues me sorprendió la cantidad de extranjeros que hacen el camino. Te imaginas que habrá, pero no tanto. De cada 30 personas que me cruzaba, más de 20 eran extranjeros. Es increíble, de todo el mundo: Australia, Alemania, Argentina, Holanda… de todos lados.
Al final hicimos un grupete de cinco miembros que hicimos juntos las últimas etapas, una chica de Granada, dos chicos canarios, otra chica de Sevilla, otra de Argentina y un servidor. Con quien más mantengo el contacto en con la chica argentina que vive en Miami y con la chica de Granada.
- Tiene que ser un gran orgullo llegar a Santiago
Pues sí. Has conseguido el objetivo pero cuando llegas te das cuenta que el verdadero valor es el Camino en sí. Cada etapa. Es emocionante cuando llegas, muy emocionante. Además pase una noche y pude disfrutar de la ciudad.
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