Pedro es la cara visible de un local que forma parte de la historia de la ciudad y de la vida de los alcorconeros. Tortillas, torreznos y Alcorcón. Bar Plaza, historia de Alcorcón entre tortilla y cafés.
Pasear por tu calle, por tu barrio, cruzar la plaza que es tu plaza, saludar a Miguel, Antonio o a Charo que desde hace un mes es abuela. Comprar el pan donde siempre, preguntarle a tu librero las últimas novedades y ver el fútbol en el bar de siempre con los parroquianos con los que has visto miles de goles. ¿Por qué tenemos ese sentimiento de pertenencia y de hogar en algunos lugares? ¿Las calles son iguales en tu barrio que en el de al lado? ¿Cuál es el motivo por el que te sientes en casa? Seguramente si lo pensamos, llegaremos a la conclusión de que es por las personas y por lugares especiales que le dan personalidad al lugar donde vivimos y a nosotros mismos. Uno de esos lugares es el Bar Plaza en la Calle Mayor.El Bar Plaza es historia de Alcorcón entre tortilla y cafés
El Bar Plaza lleva abierto 47 años, cuando Pedro Plaza, su actual dueño, contaba con apenas 10 años. Fue su padre quien abrió el bar por primera vez. Una familia con más de tres generaciones de alcorconeros. Una familia de Alcorcón “de siempre”. Son gen puramente de Alcorcón. Alcorconhoy.com ha estado con Pedro y su mujer Asunción García en el Bar Plaza hablando de la ciudad.
- ¿Cuándo se abrió el Bar Plaza?
Hace 47 años. En 1962. Fue mi padre quien abrió el bar. Esto era una carnicería regentada por mi padre y decidió cambiar de negocio y montó el bar. También abrió otra carnicería en la calle Madrid.
- Sois una familia de alcorconeros
Sí. Por parte de mi padre son todos de Alcorcón y por parte de mi madre de Fuenlabrada. Yo he vivido toda la vida en Alcorcón y mis hijos y mis nietos siguen viviendo en Alcorcón
El antiguo Alcorcón
- ¿Cómo recuerdas Alcorcón?
Uff. Alcorcón era un pueblo pequeño de cuatro calles. Recuerdo el solar del antiguo matadero que estaba aquí contiguo a la Calle Mayor. No creo que llegáramos ni a los 3.000 habitantes. Las calles no estaban asfaltadas. Nosotros vivíamos en la Plaza de Las Fraguas. Mi abuelo tenía dos casas. Donde vivían ellos y otra donde vivían mis padres. El patio, que es donde esta ahora el actual supermercado Día. Eso era de mi abuelo. Tenía las dos casas y un patio enorme donde metía las ovejas.
- Tu has visto todo el crecimiento de la ciudad Pedro
Así es. Recuerdo que mis padres, siendo yo bastante pequeño, se cambiaron a un piso. De los primeros que había. En la calle Mayor 68. Empezó a extenderse la calle Mayor a derecha e izquierda. Yo he visto a hacer todo, la calle Alameda, la calle Cañada… Yo vivo ahora en la calle Los Cantos y cuando era pequeñajo nos llevaban ahí de excursión con la mochila, la cantimplora, el bocadillo… Era como si nos fueramos lejísimos de excursión.
- ¿Por qué cambió tu padre la carnicería por un bar?
Poco a poco se fueron haciendo mercados donde había variedad de productos y tiendas. La gente empezó a ir a los mercados. Yo creo que él pensó que el bar sería mejor negocio dadas las circunstancias. Quito la carnicería y montó otra en la calle Madrid y esto lo convirtió en Bar.
No tenía experiencia en la hostelería pero no nos fue mal (risas)
- ¿Cuántos bares había entonces en Alcorcón?
¡Muy pocos! 10 o 12. Recuerdo que estaba El Castilla, El Chuleta, El Brindis, El Manolo, el de la Plaza del Ayuntamiento, El Guti, El Mayol, El Continental, La Aguilita, nosotros…. En fin poco más.
Nada que ver con lo de ahora. Éramos muy pocos. (risas)
La Tortilla
- ¿Y como empezaste en la hostelería?
Pues no quise seguir estudiando y ¡a trabajar! Así que de camarero. Hice mis pinitos de carnicero también. Todos los hermanos hemos pasado por la carnicería o por el bar. Tengo hermanos que siguen de carniceros en Alcorcón.
Pero yo entre desde pequeño en el bar. Era muy jovencito cuando empecé detrás de la barra. Me acuerdo que con 15 años me dejaban solo en el bar y los más mayores, los ancianos me vacilaban constantemente.
Aquí por las tardes durante los ´60, ´70 y demás eran tardes de partidas de cartas. Durante muchas horas. En la década de los ´80 lo empezamos a cortar porque la gente iba a los bares de una forma más familiar y para disfrutar y cortamos un poquito.
- ¿Recuerdas fechas como las fiestas?
Era una locura. Aquí empalmabas un día con otro. Cerrabas unas horas para barrer y recoger y tocaba abrir otra vez. Me acuerdo de las calles llenas con los encierros que pasaban por aquí.
- ¿Cuánto ha variado la carta?
Muchísimo. Recuerdo que cuando yo era joven teníamos aceitunas, repollo en ensalada, alguna carne en salsa…. Esto es otra cosa ahora. Nosotros traemos y hacemos todo. La carne es fresca y todo es casero. Nada viene procesado.
Lo que más gusta es la tortilla pero tenemos también patatas revolconas, conejo, torreznos, cinta de lomo, boquerones…
- Tu tortilla es famosa en todo Alcorcón
Tenemos el récord de 21 tortillas en un día. La ponemos para llevar también. Tanto Asun como yo la cocinamos. Los viernes o los sábados vendemos entre 10 y 15 tortillas normalmente. Muchas mañanas vendemos 5 tortillas.
Cada tortilla es de 4 huevos, con cebollita y siempre con aceite de girasol. El secreto es cocinarla como si fuera para uno mismo.
Los clientes son de la familia
- ¿Ha evolucionado la hostelería?
Mucho. A veces no nos damos cuenta. Pero fíjate desde aspectos tan básicos como los desayunos. En los ´70 u ´80 no servía casi nadie para desayunar un zumo de naranja o unas tostaditas con tomate y aceite. Era churros y porras y ya está. Antes teníamos cuatro cosillas de aperitivos y poco más.
- Tendrás clientes de varias generaciones ¿no?
Si. Bastantes. Se han pasado por aquí el abuelo, el hijo y el nieto. Y me conoce medio Alcorcón. A veces he ido de vacaciones fuera de España y me encontrado con clientes. Para mí, mis clientes son parte de mi casa, de mi familia, amigos…
El Centro garante de las esencias de Alcorcón
- ¿Cuando cambió Alcorcón?
Fue un cambio gigantesco. Me acuerdo que yo de jovencito iba con la bici a la zona de los cuarteles de Campamento y como te pillaran tus padres te caía una buena. Porque eso era como ir a kilómetros y kilómetros de distancia. En la calle Cisneros había un arroyo todo lleno de árboles… Yo conocí el Ayuntamiento viejo. Allí nos llevaban a ponernos las vacunas y yo me intentaba esconder debajo de la camilla. Yo he llevado los rebaños de ovejas de mi abuelo por la calle Mayor.
El cambio llegó entre finales de los ´70 y primeros de los ´80. Fue muy rápido. Pasamos de ser un pueblito a una ciudad en poco tiempo.
- ¿Había más sentimiento de pertenencia a Alcorcón antes o ahora?
El contacto y la relación entre las personas es diferente. En todo. Yo cuando salgo de vacaciones y vuelvo por la carretera y empiezo a leer el cartel de Alcorcón anunciando los kilómetros que quedan… siento paz. Alcorcón es mi hogar. Yo creo que ahora es diferente.
- ¿Qué es lo que más te gusta de Alcorcón?
La gente
- ¿Qué reclamarías para mejorar la ciudad?
El centro. Se nos maltrata en el centro. Aquí, en el centro esta la esencia de Alcorcón. Creo que habría que fomentar de verdad el centro. Que se lo tomen en serio. Tienen todo peatonal y prohibido. Vale, muy bien, pero si hacemos eso ¿como potenciamos el centro para que la gente venga? Hay que tener alternativas e ideas.
Cada vez cierran más locales, hay gente nueva que abre un negocio y cierra en unos meses. Los comercios aguantan a duras penas. Los clientes no tienen facilidades. Nadie mira por el centro.
Por ejemplo, en fiestas, la disco móvil no mueve el barrio, no mueve la zona centro. Hay que traer conciertos buenos aquí por ejemplo. Y te estoy hablando de las fiestas así que imagínate en el día a día. Esta calle estaba llena de bares, tiendas buenas de ropa… Y ahora han cerrado muchísimos comercios.
Ahora somos una gran ciudad pero también tenemos un pasado y unas raíces aquí. Tenemos que difundirlas. No se cuida eso.
Pedro y Asun el corazón del Bar Plaza
- ¿El Bar Plaza tiene fecha de caducidad?
Cuando Asun y yo nos jubilemos… se acabó el Bar Plaza. Mis hijos tienen su trabajo.
Pasión, eso destila Pedro cuando habla de su ciudad. La misma pasión que siente por sus nietos. Pedro disfruta cada día con ellos a los que reconoce “malcriar” porque “para eso están los abuelos”. Con sencillez y una sonrisa sigue disfrutando de cada instante al frente del Bar Plaza. Sigue mimando cada detalle en un café, en una ración. Por las mañanas el ajetreo es habitual en el Plaza pero Pedro saca un buenos días, un chascarrillo y una sonrisa para cada cliente que entra. Igual que tiene siempre una mirada tierna, un «cariño» y un gesto complice para su compañera de vida, su otra mitad, Asun. Juntos han recorrido la aventura de la vida y juntos han peleado por su familia y por el Bar Plaza. Un bar que es esencia de Alcorcón. Fue un verdadero placer disfrutar de una charla en la que no paramos de sorprendernos con la historia de Alcorcón y con los sabores de su tortilla y torreznos.
Bar Plaza, historia de Alcorcón entre tortilla y cafés.
La vida de Alcorcón en Alcorconhoy.com