Un viaje por la historia del arte y la religión. Restauración ornamental del retablo de Santa María la Blanca de Alcorcón

*Texto realizado por Francisco José Francos Sevilla, Doctor por la URJC.

Cómo bien recoge el historiador D. Santiago Romero, en su libro “Alcorcón: Historia de la parroquia madre y cofradías”, que publicó la hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, por su tercer centenario:

El retablo mayor de la iglesia de Alcorcón se adjudicó en 10 de julio de 1725 en la villa de Madrid, en la persona del ensamblador y tallista Joseph Mollor, …en 40.900 reales. Se estipulaba un plazo de tres años, con la entrega de la cuarta parte a la firma de la escritura, y teniendo en el lugar todos los materiales necesarios; y al iniciar la obra otros tres mil reales; mediada la obra otros tres mil; y pagas de cuatro mil reales, hasta la terminación a satisfacción, dando casa y taller al maestro, libre de cargas en el tiempo que durase la obra… A lo que se añade que los zócalos han de ser de piedra blanca de la cantera de Torrubia o de Tamajón y ha de igualar con el alto de la mesa del altar reservando los claros de las puertas; se ha de hacer un San José, de la misma estatura que la Santa Ana «q- han de estar en el retablo a correspondencia de una y otra ymagen». La imagen de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen…. En otra correspondencia, dos tallas nuevas de San Pedro y San Pablo, cada uno a su lado, flanqueando el camarín de la Virgen Blanca. La madera de pino, de Valsaín o de Cuenca, y la piedra para el zócalo la habría de conducir a su costa el maestro.

El resultado sería un retablo churrigueresco de cascarón, ocupando todo el espacio de la capilla mayor, con unas dimensiones de 22 m. de alto por 9 de ancho, según nos dice el cuaderno de Indices de 1896. El primer cuerpo, centrado por el nicho del expositor, exalta el cuito eucarístico, flanqueado por las puertas de acceso al camarín de la Virgen Blanca y a la caja del Cristo de las Lluvias, incluye también la puerta de la sacristía al lado de la epístola y, en correspondencia, una puerta falsa al lado del evangelio. El cuaderno de Indices nos describía el expositor, perdido en la destrucción de la guerra civil de 1936, con estas palabras: «Apoyado en la mesa del altar hay un pequeño pero esbelto y hermosísimo templete del mismo género; sostenido por ocho columnitas de finos y delicados capiteles. En su interior está el tabernáculo o manifestador»

El segundo cuerpo lo preside el citado camarín de Ntra. Sra. de la Blanca, con su transparente, cuyo ventanal en la capilla mayor se abrió por entonces, cubierto con cúpula elíptica. Cuatro columnas salomónicas flanquean la hornacina, situándose sobre repisas en los intercolumnios las tallas de San Pedro y San Pablo, y San José y Santa Ana enseñando a leer a la Virgen. Sobre este cuerpo, la hornacina cruciforme que alberga al Stmo. Cristo de las Lluvias, con fondo de pintura de Jerusalén, entre los cuatro evangelistas sedentes en sus respectivas capilletas. Coronando la composición, en el cascarón, un busto del Padre Eterno con el globo terráqueo, y sobre la paloma del Espíritu Santo.

El dorado del retablo se haría unos años después y se encargó al dorador D. Próspero de Mortola.

Restauración ornamental del retablo de Santa María la Blanca de Alcorcón
Restauración ornamental del retablo de Santa María la Blanca de Alcorcón

Quedaba muy gráfica la catequesis y mensaje que se quiere transmitir a los fieles. Ya que la mayoría de los fieles no sabía leer ni escribir, el poder explicar dar la doctrina cristiana, contemplando lo que se nos está contando, era de una gran ayuda para el catequista.

Con la terminación del retablo mayor, su dorado y su imaginería. Se podía contemplar un Dios Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en su parte central, en lo más alto. El Hijo en la hornacina que alberga al Santísimo Cristo de las Lluvias. A los lados los cuatro autores de los evangelios, san Lucas, san Juan, san Marcos y san Mateo, figuras de gran tamaño, en estado sedente. Forman el tercer cuerpo del retablo.

El segundo cuerpo, en su hornacina central, la titular de la parroquia Santa María la Blanca, madre del Hijo, esposa del Padre. A su derecha san Pedro, a su izquierda san Pablo. Los pilares de la Iglesia, junto a la reina y madre de la Iglesia.

En ese mismo cuerpo, dos imágenes de menor tamaño, enfrentadas a cada lado del retablo. Una santa Ana con la Virgen niña, sentada con un libro en sus rodillas, la madre enseñando a leer a la hija, mostrando el nexo y la continuidad con el Pueblo Elegido, es el nexo que une al pueblo de Israel y al nuevo pueblo que nace en la iglesia de Jesús, nuevo Israel. Enfrente San José, apoyo y sostén de María y padre, terrenal de Jesús, patrón de la Iglesia.

Restauración ornamental del retablo de Santa María la Blanca de Alcorcón
Restauración ornamental del retablo de Santa María la Blanca de Alcorcón

El primer cuerpo del retablo lo ocupaba la custodia que en la segunda mitad del XVII, y una vez concluida la obra del templo, se mandó hacer, junto con un gran cuadro, pintado por Carreño de Miranda, que estuvieron haciendo de retablo más de cincuenta años, hasta que se encargó el que ahora contemplamos. Cómo también recoge Santiago, en el libro citado. El protocolo del encargo dice: en fecha 22 de enero de 1654, «…combenidos y concertados con Sevastián de Benavente y Juan de Villalaín, vecinos desta dicha Villa, maestros  de arquitectura, para que les hagan un quadro principal tallado de ojas arpadas y una custodia de arquitectura conforme a una traça que se le a entregado al dicho Sevastián de Benavente… cuio quadro y custodia ha de ser de madera buena de Balsaín que esté seca y limpia de ñudos, lo cual an de dar acavado, puesto y fixado en la dicha yglesia parroquial ha contento de los dichos vecinos para el día de Nuestra Señora de agosto primera que bendrá deste presente año, y por ello se obligan… de darles y pagarles seiscientos ducados de vellón…«.

Toda esta composición se vio alterada con la Guerra Civil de 1936, en agosto de ese año, las hordas incontroladas que salían de Madrid para asesinar, robar y destruir en los pueblos de alrededor, incendiaron y derivaron los seis altares laterales del templo, las imágenes del altar mayor y la custodia realizada por el arquitecto Benavente. La imagen de santa Ana, mutilada, (sin la imagen de la Virgen niña y la mano con la que señala el libro santa Ana), se salvó de la destrucción total. Siendo la imagen más antigua que se conserva junto a la talla de san Roque, que también sobrevivió.

Restauración ornamental del retablo de Santa María la Blanca de Alcorcón
Restauración ornamental del retablo de Santa María la Blanca de Alcorcón

Hace unos años, siendo párroco D. Inocente García Andrés, quiso restablecer el esplendor y catequesis que tuvo en su origen y concepción el retablo mayor. Comenzando por la imagen de santa Ana, mandó que se restaurara, se realizó en Arte Salmerón en Socuéllamos (Ciudad Real), se repuso la imagen de la Virgen niña, la mano de santa Ana, se estofó y pintó siguiendo el original del manto de la santa.

Quedó pendiente las imágenes de san Pedro, san Pablo y san José. Hace un año se retomó el proyecto, que también hizo suyo el actual párroco D. Jorge Brox. En ese momento el proyecto se encargó a los talleres Arte Martínez en Horche (Guadalajara); que había realizado el acondicionamiento de la hornacina de Santa María la Blanca. Siendo el resultado las imágenes que hoy contemplamos y que devuelve el esplendor original al único monumento artístico en Alcorcón, declarado B.I.C. en nuestra Comunidad.

*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o las imágenes propias de este artículo.

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