Pedro, propietario del Mesón D´Juan: “Es un orgullo que uno de los mejores 39 cocidos de la Comunidad de Madrid se haga en Alcorcón”
Joaquín Parejo y yo llegamos al “Mesón D´Juan” a las cinco y media de la tarde. El restaurante ya está casi vacío y en una de las mesas del fondo vemos al equipo de Pedro comiendo. «Los que nos dedicamos a la hostelería no nos podemos sentar a comer hasta que hemos dado todos los servicios» nos dice Pedro Manuel Díaz-Miguel Juan mientras nos sirve un par de cafés antes de empezar la entrevista. «Todos me llaman Pedro, que con este nombre tan largo parezco uno de esos de las telenovelas» me dice mirándome fijamente a través de sus gruesas gafas y con una sonrisa que le acompaña a la largo de toda nuestra charla.
Pedro parece un hombre serio, pero a la vez entrañable. Tiene un sentido del humor de tintes manchegos, aunque realmente nació en Madrid. «Nací aquí, sí, pero he vivido siempre en Ciudad Real y por eso me siento de allí. Bueno, y desde hace 16 años también de Alcorcón, que es mi casa». Su casa, desde hace unos meses es el “Mesón D´Juan” en la Calle Cabo San Vicente 4-5, posterior, un restaurante de referencia para los alcorconeros amantes del cocido madrileño y en general de la comida casera, la de toda la vida. «Nos hemos mudado. Estábamos relativamente cerca, pero este nuevo local nos gusta más. Estamos en la Plaza de la Coruña y aunque aún hay algún cliente despistadillo que de repente nos llama desde la puerta del anterior local, rápidamente le mandamos para acá y no hay problema alguno. La gente nos localiza por Google Maps, por teléfono… ¡por todos los lados!».
De lunes a sábado para los alcorconeros
“Meson D´Juan” abre de lunes a sábado y da más de cincuenta comidas diarias. «Estoy muy orgulloso de que cada vez venga más gente, trabajas con más cariño aún». Y ese cariño se nota. Cuando estamos charlando en la puerta de Restaurante la gente que pasa por delante le saluda de manera extremadamente cordial. Parece como si fueran de la familia. «El sábado vienen muchas familias, abuelos con sus hijos y nietos, pero también vienen amigos que van de tapeo y terminan aquí con nosotros.» Pedro es un disfrutón. Nos cuenta que no puede elegir entre todos los platos que tiene. Disfruta igual haciendo el guiso previo al arroz con bogavante que con los callos con garbanzos, la fabada o el cachopo. «Todo tiene su encanto, para mí».
Pedro empieza a meterse entre los fogones a eso de las nueve de la mañana para que a la una de la tarde pueda tener todo preparado para cuando llegan los primeros clientes con hambre. Los lunes tiene callos con garbanzos y codillo gallego, los martes paella y costillar asado, los miércoles y sábados su famoso cocido madrileño, los jueves fabada y cochinillo asado y los viernes arroz con bogavante y cachopo. A parte de las comidas que dan en el salón también tienen comida para llevar y hacen reservas para todo tipo de celebraciones y comidas de empresa. Pero en Alcorcón todo el mundo habla del cocido madrileño del “Mesón D´Juan».
«Estoy muy orgulloso de que cada vez venga más gente, trabajas con más cariño aún»
«Nos metimos en la “Ruta del cocido”. Vino el director de esta popular ruta gastronómica, se enamoró de nuestra manera de cocinar y del sabor de nuestro cocido y entramos dentro de los 39 mejores restaurantes de la Comunidad de Madrid. Es todo un orgullo» El secreto es que no hay secreto. Pedro cuida mucho los puntos de sal, está bien pendiente del agua, del tiempo de cocción correcto y «sobre todo mucho cariño». Es imprescindible llegar con hambre para disfrutar a tope del cocido. «Si viene un comensal o dos, servimos la sopa en el plato, y si viene un grupo de 3 o más dejamos la sopera encima de la mesa para que se pongan lo que quieran. Después sacamos los garbanzos, las carnes, las verduras, zanahoria, repollo rehogadito, apio, nabo, puerro, tocino y por supuesto, las carnes, panceta, gallina, morcillo, chorizo y morcilla. A la gente le cuesta llegar al postre, pero al final se animan».
Pedro lleva 19 años dedicándose a la hostelería. Era un chavalín cuando empezó. «Mi padre quería que yo fuera peluquero, pero yo tenía la ilusión de trabajar en un restaurante. Para mí era magia que un cocinero diera de comer a decenas de personas, me parecía maravilloso. Yo entré de aprendiz, pero como te puedes imaginar pasaba más horas fregando ollas, perolas, sartenes, etc… pelando patatas… poco a poco fui subiendo. Fueron confiando más en mí en el Restaurante Lobato, que así se llamaba, me hicieron jefe de partida, jefe de sala, jefe segundo de cocina y por fin me hicieron jefe de cocina, pero ya en otro restaurante distinto».
La felicidad de los clientes, lo más bonito
Pedro tiene muy claro que lo que le emociona es la cocina de puchero, la cocina tradicional… «Yo recuerdo la chimenea, la vasija de barro y las horas que pasaban los cocidos a la vera de la lumbre… Ahora no puede ser así, pero intentamos que el sabor sea lo más parecido posible».
Mientras Joaquín le fotografía dentro del restaurante y también en la puerta de entrada, Pedro nos cuenta que, aunque el mundo de la hostelería es muy esclavo, le gusta salir por Alcorcón de vez en cuando. Sobre todo los domingos. «Me gusta salir por La Ribota o Las retamas, dar un paseíto, tomarnos algo… También vamos por la zona de “La ele”, por la calle Venus… Como os digo no tengo mucho tiempo, pero disfruto mucho por Alcorcón, con la familia, con una tertulia con amigos que son profesionales de la hostelería…»
Pedro no demuestra ningún signo de cansancio después de llevar todo el día entre fogones y ahora contestando a las preguntas de este periodista cotilla. Cuando le estrechamos la mano para despedirnos le lanzo la última.
- ¿Qué es lo más bonito de dedicarse a esto, Pedro?
«Cuando el cliente me dice que le ha encantado. O nos felicita por el servicio, o por esta nueva decoración. Sigo con mucha ilusión, de verdad. Y con ganas de seguir avanzando. Cada vez tenemos más clientes y no descarto ampliar o incluso abrir un nuevo restaurante. Trabajamos mucho, eso es así, pero estamos felices. Tengo unos compañeros fantásticos que lo hacen todo muy fácil».
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