Adaptación del artículo en la edición de alcorcon.com. Orgulloso de Alcorcón: Mamá, te quiero
* Texto adaptado del trigésimo tercer número del periódico impreso de alcorconhoy.com, correspondiente a diciembre de 2025. Para leer el periódico completo, puedes hacerlo haciendo clic aquí.
Escribo estas líneas con el nudo aún en la garganta, quince días después de que te me fueras. Miro esta foto tuya y sigo sintiéndome tu niño, ese al que siempre preguntabas si había comido, si estaba cansado o si me iba bien en el trabajo. Qué falta me hacen ahora tus besos, mamá. Aunque todos te conocían como Tuca, para mí eras simplemente mi madre, la persona que más me ha querido en este mundo.
Naciste en 1932 en Benavides de Órbigo, en la provincia de León, en una vida que empezó cuesta arriba. Sobreviviste al abandono, al miedo, a una bomba que cayó en tu propia habitación durante la guerra civil. Y, aun así, seguiste adelante. Luego vinieron otros capítulos que no todos habrían soportado: la posguerra, un mundo dividido, la llegada del hombre a la luna, la caída del muro de Berlín, los atentados que nos dejaron sin habla, el 11S, el 11M y hasta una pandemia que quiso arrebatarte fuerzas. Pero tú siempre resististe. Tenías una fortaleza que impresionaba, nacida quizá de todas esas vidas que viviste en una sola.
Cuando dejaste Reina Victoria para venir a Alcorcón, te parecía un pueblo, demasiado tranquilo para alguien acostumbrada a Madrid desde niña. Siempre recordabas la frutería donde trabajaste tantos años, como si aún escucharas el bullicio y el ir y venir de la gente. Pero en 1976 volviste a reinventarte. Esteticista, masajista, confidente de tantos… medio Alcorcón te quería sin que tú te lo propusieras. Te bastaba ser tú.
Siempre fuiste diferente. Hablabas claro, sin filtros, con esa mezcla de ternura, humor y verdad que te hacía única. No eras de abrazos, pero tu amor estaba en cada gesto, en cada consejo, en cada mirada que lo decía todo sin decir nada.
Hoy, al mirarte en esta foto, te siento cerca. Tu serenidad, tu fuerza, tu forma de estar incluso en silencio. Todos te recordarán, mamá. Y yo te llevaré conmigo siempre. Y como dice mi hermana, tuviste la suerte de encontrarte con papá, la persona más buena del mundo. Él sigue aquí, como un ángel caído, cuidándonos, igual que tú lo hiciste siempre.
Te quiero.
*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o las imágenes propias de este artículo.
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