Ayer tuve la suerte de asistir a un concierto de Marwán. Te confieso que hasta entonces solo conocía su nombre, pero nunca le había escuchado cantar. Me llamaba la atención sobre todo porque mi compañero y amigo Víctor R. Alfaro siempre habla maravillas de él. Así que, con esa curiosidad en el bolsillo, me acerqué dispuesto a dejarme sorprender. Y vaya si lo consiguió.

Tengo 55 años, he crecido escuchando a los grandes de nuestra música: Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Ismael Serrano… Esos cantautores que, más allá de una melodía, te regalan historias que te remueven por dentro. Pues bien, ayer sentí esa misma magia al ver a Marwán en el escenario. Desde las primeras palabras que pronunció, noté que había algo especial: la manera de cuidar el lenguaje, el equilibrio entre letra y música, y esa complicidad inmediata que supo crear con el público.

Lo mismo te envuelve con una balada cargada de emoción que te levanta el ánimo con un tema más rítmico. Esa versatilidad es difícil de encontrar, y él la tiene. Cada canción parecía un diálogo íntimo con los que estábamos allí, como si nos conociera de toda la vida. Y eso no se consigue solo con talento, sino también con verdad.

Concierto de Marwán en AlcorcónAntes del concierto, tuvimos la ocasión de charlar un rato con él. Le relató a mi compañero Jorge Oliva una historia maravillosa que refleja bien la cercanía con la que habla de sus raíces, de sus influencias y de su amor por la música. Pero lo que más me emocionó fue descubrir que Marwán guarda una conexión muy especial con nuestro Alcorcón. Me contó que pasó un año entero ensayando en un local de ensayo en el centro de la ciudad. Imagínate: esas canciones que ahora llenan teatros y auditorios empezaron a tomar forma en nuestras calles.

No puedo evitar sentir orgullo al saber que, de alguna manera, Alcorcón forma parte de la historia de este cantautor. Quizá sin saberlo, vecinos nuestros habrán pasado junto a ese local escuchando de fondo las primeras notas de lo que hoy son himnos para miles de personas. Es bonito pensar que nuestra ciudad también inspira y ayuda a crecer a artistas de este calibre.

En el concierto me di cuenta de que Marwán no solo canta: comparte su vida, sus heridas, sus alegrías. Esa sinceridad conecta. Y lo hace de una manera que me recuerda a los clásicos que tanto admiro, pero con un aire propio, actual y lleno de fuerza.

Al salir, pensé que había descubierto un nuevo imprescindible en mi lista de cantautores. Y, sobre todo, me llevé la certeza de que Alcorcón no es solo escenario de nuestras vidas cotidianas, sino también parte de un camino artístico que trasciende fronteras. Marwán lo confirma: nuestra ciudad tiene música en sus esquinas y en su memoria.

Si aún no le has escuchado, te invito a hacerlo. Porque más allá de canciones, encontrarás a un poeta que sabe contar lo que a veces no nos atrevemos a decir. Y quizá, como me pasó a mí, descubras que en cada acorde también late un pedacito de Alcorcón.

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