La churrería de la calle Porto Cristo abre sus puertas un invierno más en Alcorcón

La churrería de la calle Porto Cristo abre sus puertas un inverno más en Alcorcón

El chocolate caliente vuelve en esta época del año. La churrería de la calle Porto Cristo abre sus puertas un invierno más en Alcorcón

Llega el frio a Alcorcón y la vida cambia. Los resfriados, los abrigos y la comida. Tal vez, y solo por esto último, el invierno no es un temporada tan insoportable. Las sopitas calientes, el turrón y sobre todo los churros. Puede que los tengamos todo el año, pero en esta época tienen un significado más especial. Esa espiga curva de sabor incalculable, que bañada en el chocolate caliente, espeso y humeante, da al paladar una nueva definición de felicidad.

La churrería de la calle Porto Cristo abre sus puertas un invierno más en Alcorcón
La churrería de la calle Porto Cristo abre sus puertas un invierno más en Alcorcón

Crujiente por fuera y blandito por dentro, ni muy grasoso ni muy seco, finito y alargado. Con sus montañas y valles dorados. Cada mordida de este manjar se presenta de una forma diferente. Algunos empiezan por la curva, eterno semicírculo que en cantidad de ocasiones frustra al comensal al no caber por el cuello de la taza del chocolate; otros por el lacito, enroscado y en espiral unas veces, las demás un simple pliegue.

Uno de los Papá Noel de Alcorcón

Verlo caer de la máquina al tiempo que empieza a retorcerse en el aceite hirviendo, y que con un hábil movimiento de la varilla el cocinero le de forma, a lo que antes solamente era harina y mantequilla. Por último, están los sádicos, los que antes de dar comienzo al festín rompen el churro en dos, y bañan cada varilla como si clavar una espada en el pecho de su adversario se tratase.

La churrería de la calle Porto Cristo abre sus puertas un inverno más en Alcorcón
Manuel Cruz, el churrero

«Yo soy el salvavidas» afirma Manuel Cruz, el chef a cargo de la ubicada en Porto Cristo. «La gente llega por la tarde del trabajo o de estudiar y se lleva un poco de chocolate caliente y unos churritos». Y Manuel es todo lo que puedes esperar de un artesano. De impresión ruda, pero amable a la primera palabra. Abierto y cercano. Con su mandil a rayas blancas y granates, sus mangas siempre remangadas y su gorrito, a cuadros blancos y negros que hacen de su atuendo como si del Papá Noel de los churros se tratase. Para los vecinos de Alcorcón, está abierto de 17:00 a 21:00 de lunes a domingo, mientras que los fines de semana y festivos de es de 09:00 a 12:00 del mediodía.

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