Un texto de Joaquín Parejo, editor de alcorconhoy.com, en memoria de Jesús Santos. Jesús, Alcorcón está contigo

* Texto adaptado del vigesimosexto número del periódico impreso de alcorconhoy.com, correspondiente a abril de 2025. Para leer el periódico completo, puedes hacerlo haciendo clic aquí.

No me resulta nada fácil escribir estas líneas. Jesús Santos ha fallecido. Así, sin más. Una frase que todavía me cuesta creer, que me duele y me conmueve cada vez que la pronuncio en voz alta o la escribo. Se nos ha ido un vecino de Alcorcón, un padre de tres hijos, un político con alma, un amigo. Se nos ha ido Jesús.

Murió hace unos días. Tenía 43 años. Un cáncer cruel, despiadado, lo fue apagando poco a poco. Todavía me despierto algunas noches con su recuerdo clavado en el pecho. Me cuesta aceptar que ya no está. Me cuesta comprender cómo alguien tan vital, tan generoso, tan humano, se puede ir así, sin más, sin previo aviso.

Jesús era teniente de alcaldesa en Alcorcón y presidente de ESMASA, la empresa municipal de limpieza. Pero más allá de los cargos, era una persona con una inteligencia emocional que te desarmaba. Un tipo de los que ya no abundan en la política. De los que escuchan. De los que miran a los ojos. De los que, aunque no compartas sus ideas, te tienden la mano. De los que prefieren el acuerdo al enfrentamiento, la conversación al ruido, la empatía al ataque.

Me reuní con él en varias ocasiones, y en una de ellas comimos en El Acebo, un restaurante de esos donde se habla con calma, entre risas, entre recuerdos. Me acuerdo perfectamente de ese día. Nos abrazamos varias veces. Hablamos de muchas cosas. De política, de la ciudad, de los proyectos que tenía en mente. Pero también hablamos de la muerte. De lo difícil que es mirar a los ojos a unos hijos pequeños sabiendo que quizá no les veas crecer. Aquella conversación me marcó. A él también. Pero nunca perdió la sonrisa. Ni siquiera entonces.

Su muerte ha dejado un vacío enorme. Pero también un legado inmenso. En estos días, el homenaje constante de los vecinos, de sus compañeros de ESMASA, de los políticos de todos los colores, de su familia, ha sido impresionante. Porque Jesús era de los que dejan huella. De los que no pasan desapercibidos. De los que, con hechos, se ganan el cariño y el respeto de todos.

Es curioso, y a la vez estremecedor, pensar que no es el primer gran político de Alcorcón que nos deja por culpa del cáncer. José Aranda Catalán murió en 1991 siendo alcalde. Joaquín Vilumbrales López falleció en 1999, también siendo alcalde. Los tres tenían algo en común, eran políticos de raza. De los que entendían que gobernar no es imponer, sino dialogar. Que hacer política es escuchar, ceder, pactar, construir. Que no se trata de ganar siempre, sino de mejorar la vida de los vecinos.

Yo echo mucho de menos esa forma de hacer política. Echo de menos a personas como Jesús Santos. Con sus luces y sus sombras, como todos, pero con una voluntad inmensa de hacer el bien. Con una capacidad admirable de evitar conflictos, de encontrar siempre un punto de encuentro.

Hasta el último momento, Jesús quiso recuperarse. Soñaba con volver a la política, con seguir trabajando por Alcorcón. Era muy consciente de lo que se jugaba. Quería cumplir sus sueños. Quería seguir siendo útil. Quería seguir siendo parte de esta ciudad a la que tanto amaba.

Hoy, desde estas líneas, quiero rendirle un homenaje sencillo pero sincero. Desde el corazón. Porque Jesús Santos no fue solo un político. Fue un buen vecino. Un buen padre. Un buen amigo. Uno de esos hombres que te reconcilian con la humanidad. Uno de esos que, sin proponérselo, dejan un recuerdo imborrable.

Y quiero, con todo el respeto y el cariño, enviar un abrazo inmenso a Montse, su mujer, que ha sido su roca en los momentos más duros, su compañera de vida, su fuerza en la adversidad. A sus tres hijos, a quienes no les faltará el orgullo de tener un padre valiente, comprometido, generoso y lleno de amor. A sus hermanos, que lo han acompañado en cada paso. Y a sus padres, que vieron crecer a un hijo ejemplar y que ahora cargan con el dolor más grande que uno puede imaginar.

Jesús Santos ha fallecido. Pero su legado, su ejemplo, su sonrisa… eso no muere. Eso se queda con nosotros. Aquí. En Alcorcón. Para siempre.

Jesús, Alcorcón está contigo
Jesús, Alcorcón está contigo

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