El sueño de la sinrazón, que a mi razón se face, produce monstruos

El sueño de la sinrazón, que a mi razón se face, produce monstruos

En su razón, Cervantes y Goya hoy lucharían por la Pública. El sueño de la sinrazón (que a mi razón se face), produce monstruos

Nueva columna que cede por este día su espacio a otra abejita, Susana Aguirrizábal, con motivo del rotundo éxito en la EVAU de nuestro jóven estudiante, Julio Cuenca.
Susana Aguirrizábal es licenciada en Filología Inglesa, ejerce como docente en la enseñanza Secundaria y es profesora colaboradora en la universidad. Forma parte de la Asociación de Escritoras 100 Miradas, como autora de los libros «Unas palabras para ti», «Aprendiendo a vivir» y «Noches de agosto a ritmo de Jazz».

Después de constatar este dato, parece que la educación pública goza de buena salud, como así ha demostrado Julio Cuenca, el alumno del IES Los Castillos del municipio de Alcorcón. Nuestro joven vecino ha obtenido un 14 sobre 14 en las pruebas de EVAU y ahora podrá entrar a la universidad que desee para estudiar la carrera que quiera.

Y dicho esto, desgraciadamente no es oro todo lo que reluce en nuestra enseñanza pública. Este año ha habido dos huelgas secundadas por una gran mayoría de profesores y varias manifestaciones en contra de las políticas educativas autonómicas.

Entre ellos esta misma escritora, hace dos años, se despedía del curso en su blog con estas palabras:

“Hoy cuando he despedido a mis niños del instituto, me he dado cuenta de que nosotros, los profesores, nos hacemos mayores viendo a generaciones de personitas conseguir objetivos, los vemos reír, llorar, alegrarse, frustrarse, copiar, enamorarse, desenamorarse, enfadarse, cantar y muchas cosas más, pero sobre todo los vemos crecer y madurar, hacerse adultos… 

 Somos escultores que nunca ven su obra final porque cuando la estamos moldeando, esa figura a la que dedicamos tanto tiempo vuela sola, se nos va y desgraciadamente en muy pocas ocasiones podemos ver el resultado. Las aulas se vacían, no hay gritos, hay quietud y tú te llenas de una paz inimaginable unos meses antes…

Antes de irse, viene ese niño que “te ha dado el curso” y te dice «profe, perdóname, he hablado mucho este año, pero ¿vas a estar aquí el año que viene? yo quiero estar contigo.»  Y viene ese otro niño con un paquete de bombones y te da las gracias por haberle ayudado en su camino, y también esa otra niña que te entrega una carta que pone » A la mejor profesora del mundo» y cuando la lees, se te saltan las lágrimas porque sabes que esa criatura lo ha pasado mal…

Entonces te das cuenta de que esa paz que te queda es especial porque has compartido historias con muchas familias, te has metido en sus vidas, has formado parte de sus inquietudes, te has alegrado de sus logros y has sido partícipe de su día a día”.  

Pero acaba este curso con desazón, porque hay progenitores que no han entendido nada de NADA y a las pruebas me remito:

Hemos tenido la sensación de guerra armada entre profesores y padres de alumnos, se nos ha acusado de maltratadores psicológicos en los despachos de nuestros equipos directivos, sin saber lo que ocurría en el aula de sus hijos, se nos han cuestionado conocimientos y profesionalidad de formas muy poco éticas, dudando de nuestras universidades y de nuestros procesos de selección. Por culpa del desigual sistema (historial académico-examen EVAU; calificaciones en privada-concertada-pública) cada vez hay más reclamaciones, además de una presión inmisericorde en las oficinas de Jefatura de Estudios.

Y ya en el extremo del retrato, algún alumno se ha atrevido incluso a amenazar de muerte a un docente por correo. Ese es otro mal muy conveniente de los tiempos modernos: la impunidad del mundo digital. La nueva forma de acoso, la última forma de vilipendiar y asediar a quienes en muchas ocasiones son los únicos que en toda la vida tratarán de tender un puente hacia su futuro, o incluso de evitar que ellos mismos sean presa del bullying.

Nosotros, profesores de ese tesoro común llamado enseñanza pública, invitamos a nuestros lectores a hacer una reflexión sobre el comportamiento de algunos miembros de la comunidad educativa, y nos referimos a padres, a nosotros mismos -profesores-, alumnos e instituciones.

Se habla mucho de la revalorización del docente, pero no lo estamos logrando. De hecho, se habla de las generaciones mejor formadas de la historia, del reconocimiento en el extranjero de nuestros profesionales. Pero se olvida que fueron formados aquí. Es más sencillo culpar al docente de todos los males y ahorrarse un buen ajuste del sistema. Importa la estadística, el abandono escolar, los informes PISA, las demandas sociales o profesionales…

Y así se enturbian las relaciones profesionales, con variados ataques entre los propios docentes: se ha oído en la sala de profesores cosas como que “las personas de ciencias que están en la enseñanza son lo peor”, o los “profes” en prácticas son incluso peor que los interinos. Todo esto se transmite a los niños, nuestros alumnos, que ya dudan de nosotros de por sí, porque algunos padres lo hacen abiertamente. Y ciertamente la Administración ha jugado también al “divide y vencerás”, algo que algunos profesionales del ramo lamentablemente han asumido (bilingüe-no bilingüe; centro de excelencia-no excelencia; Internacional-Ordinario; Colegio internacional-ordinario; etc.). Porque está bien ofrecer opciones, pero no debemos olvidar que la Escuela Pública ha de tener una función de procurar igualdad de oportunidades.

La experiencia vivida ha sido rematada en las votaciones que la LOMLOE nos obliga a hacer y por consiguiente ha supuesto más enfrentamiento. Una vez más, se deja la patata caliente en manos de los profesores para no crear una ley impopular y que sea el profesorado el que tenga que dar la cara ante los padres de tal despropósito. Otro ejemplo más del liberalismo imperante que nos lleva al famoso “laissez faire, laissez passer”, que en este contexto cobra un significado literal ominoso. La calma tensa de las diferentes opiniones no ha ayudado nada a mejorar el ambiente. Llueve sobre mojado…

Recordemos a los ensayistas ilustrados del XVIII que invitaban a la reflexión sobre asuntos de Estado. Escribían porque querían intervenir en la realidad, no por escribir en abstracto sino en función del devenir de la vida. La primera ley educativa que tuvimos (Ley de Instrucción Pública de 1857), duró hasta 1970 (Ley Villar Palasí). Hace apenas 54 años la educación no era gratuita (excepto para los pobres de solemnidad). Somos muchos los que deseamos que la educación pública y gratuita, esa que garantiza las posibilidades de una cierta equidad social, no desaparezca, ni sea reducida a su menor expresión; por eso, como Jovellanos, deseamos una “institución pública y abierta, una institución en que sea gratuita toda la que se repute absolutamente necesaria para formar un buen ciudadano, libre de distinciones odiosas, pues todas las clases tienen derecho de ser instruidas. La obligación del Estado es hacer felices a sus ciudadanos y por tanto es su deber instruirles a todos y la instrucción pública es el primer origen de la prosperidad de un Estado”.

Pedimos que la figura del profesor no quede más denostada, que la enorme responsabilidad que tenemos no quede difuminada por el ansia de las notas, que no sea solo eso lo que importe.

Abogamos por la reflexión, nada más. Ambos somos padres y profesores y nuestra intención es mejorar la convivencia entre todos. Que los adultos hagamos nuestra parte en la transmisión social y ética del hecho educativo ante nuestros menores. Es vital saber discernir quienes son los adultos y quienes se están educando. Que todo esto, en vez de llevar al enfrentamiento nos lleve a la defensa a ultranza del buen futuro de nuestros hijos y de nuestro sistema público, que es lo que hizo alejarnos de un pasado decimonónico y abrazar la modernidad, buscando la igualdad de oportunidades para todos.

Queremos finalizar dando las gracias al Equipo Directivo de nuestro centro por el apoyo brindado durante este complicado curso, en el que hemos aprendido nosotros también muchas cosas.

Y aprovechamos para felicitar una vez más a Julio, vecino de Alcorcón e hijo de la ENSEÑANZA PUBLICA.

¡Feliz verano a todos!

Susana Aguirrizábal y Rubén Mora

*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o las imágenes propias de este artículo.

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