Nueva columna dedicada a esta poderosa colmena y su diligente auxilio a los afectados por la DANA en Valencia.
Cada día me emociona más descubrir colmena más allá de la conocida.
Mientras en otra esfera los políticos embarran con reproches un precioso ―y caro― tiempo en el que deberían haberse unido para tomar medidas inmediatas y eficaces a fin de frenar una catástrofe ―o al menos paliarla―, aquí estalla una sístole de solidaridad que fluye carretera al este para hacer llegar el poderoso latido de Alcorcón.
Ha sido abrumador y ejemplar. En Paiporta han conocido el nombre de nuestro pueblo a través de nuestros bomberos (“¿Bomberos de Alcorcón? ¿De dónde sois vosotros? ¡Aquí no han llegado ni los de Valencia!”, le dijo un vecino valenciano al jefe del equipo), así como la solidaridad en la mayor abundancia que jamás hubieran podido imaginar los vecinos valencianos. En algún lugar pude leer: “Alcorcón, la ciudad más solidaria de Madrid”.
No requiere de un mérito especial. Basta con tener corazón.
Alimentos, medicinas, ropa, mantas, agua… Cantidades industriales de preocupación por personas a las que no conocíamos de nada, pero hermanadas y sentidas en nuestro interior más visceral gracias a la milagrosa empatía que por fortuna todavía no se ha extinguido. En situaciones como ésta, resurge la máxima esencia del ser humano: la sensibilidad, inimitable rasgo que las máquinas (la dichosa IA con la que nuestra especie pretende cavar la tumba de sus musas) no lograrán plasmar jamás en obra alguna, porque no poseen el espíritu que la sostiene.
En cuestión de horas, la activa colmena de Alcorcón llenó los espacios habilitados tanto en la sede de ESMASA como en el Centro Unificado de Seguridad. Por ello, rápidamente hubo que buscar otros lugares para el mismo fin porque aquellos ya estaban colmados. Toda una hemorragia de amor se extendió por nuestra ciudad buscando la vía para llegar a su destino.
No sólo llegaron numerosos y variados bienes a Paiporta; cientos de voluntarios de Alcorcón se sumaron a la aportación de nuestro valioso personal de servicios: policía local y nacional, bomberos… Los trabajadores de ESMASA se pusieron rápidamente en marcha contra un titán de barro y residuos (así como hallazgos que nadie desea encontrar) al que no se habían enfrentado jamás y lo doblegaron, poniendo en ello la fuerza extrahumana de nuestra voluntad en momentos límite y una cantidad de horas impagables.
La concejala de Cultura, Raquel Rodríguez, renunció a la puesta en marcha de los múltiples eventos de Halloween en cuya preparación, como de costumbre, se había dejado todas las energías, el pellejo y la renuncia a un descanso que ya llegaría después. Rápidamente dio carpetazo a todos los preparativos, que canceló, y junto con el resto del equipo pusieron en marcha el dispositivo en toda su prioridad, así como el anuncio de las medidas tomadas para socorrer a Valencia y cómo poder participar en ellas.
Más allá de donde creemos que se agotan nuestras fuerzas…, hasta ahí llegaron.
Tampoco nos olvidamos de los animalitos. Alcorcón, en palabras de la veterinaria de mi Happy, es de las ciudades que más perros tiene del país y más los quiere, propios y ajenos. Y se notó, vaya si se notó. En el CIPA también mantuvieron una meritoria vigilia de puertas abiertas recogiendo, al mismo ritmo maratoniano que las demás entidades, camitas, sacos de pienso, agua, cuencos, mantas, correas, arneses, collares… Todo destinado a las protectoras valencianas desde las cuales nos llegaron imágenes de cheniles inundados, perros y gatitos temblorosos y enfangados, con las patas sumergidas desde ni se sabe las horas… por no hablar de todos los que no sobrevivieron.
Algunos simplemente perdieron a sus humanos y necesitaban un nuevo hogar o al menos casa de acogida. También aquí el CIPA demostró estar a la altura uniéndose a la petición de ayuda en las redes con igual tenacidad que el resto.
Pero no bastaba con bienes y servicios; el envío de dinero era igualmente crucial para afrontar el aciago futuro de los pueblos valencianos. Varios artistas nos unimos el día 9 de noviembre para recaudar fondos. Nadie vendió su producto; todos entregamos nuestras voces y habilidades a la causa entre talleres y cuentacuentos y el público materializó el disfrute de cada espectáculo dentro de las urnas que llenarían la cuenta solidaria de ayuda para Valencia.
Hasta los más peques encontraron su manera de ayudar. Aitana y Cayetana, por ejemplo, vaciaron sus modestas huchas para comprar dos garrafas de agua y lejía, que adornaron con preciosos dibujos cargados de mensajes de amor y ánimo.
Alcorcón late, desde los corazones más jóvenes. Que, por cierto, han demostrado con creces que no son de cristal.
Hoy estoy más orgullosa que nunca de todas y cada una de las abejitas que habitan mi colmena en Alcorcón.
Gracias a todos.
Patricia Vallecillo – escritora.
Blog: https://erase-una-vez-entre-otras-cosas.webnode.es/blog/
Autora de la trilogía Las abejas de Malia y del cuento Letras para una bruja.
web: https://las-abejas-de-malia2.webnode.es/
Facebook: Las Abejas de Malia libro
Instagram: escritorapatriciavallecillo