De compras por la calle Mayor de Alcorcón de los setenta. Mar Raider.
Ahora que tengo un ratito libre, ¿qué os parece si nos trasladamos a los sesenta y me acompañáis de shopping –como dirían los modernos-, por la calle Mayor?
Pues bien, vamos a comenzar el paseo situándonos en la puerta de la Tahona que todos conocemos y miramos hacia la calle Mayor, si me salto alguno, por favor corregidme.
“La Tahona”era el único obrador de pan que teníamos en Alcorcón, pertenecía a los hermanos Talavera, muy buen pan, hace tiempo que no pruebo un pan como ese.
A pocos metros de la Tahona y en la misma acera nos encontramos la “mercería de la Sra. María”y la “carnicería de Alfonso”, antes estaba ubicada en la otra esquina de la plaza del Ayuntamiento, “Casa Manolo”, estaba a pocos metros, muchas veces comentado en ésta página, era una tasca muy pequeñita de la cual tengo un vago recuerdo.
A continuación, “Retales Adela”, una tienda de confección que aún hoy sigue existiendo de la mano de sus hijos, aunque no en el mismo lugar, un ejemplo de trabajo y perseverancia. Pasamos a “El Brindis”, el bar de Enrique, os puedo asegurar que no había en el pueblo un sitio donde te pusieran una caña tan fría ni unos boquerones tan deliciosos, blanquitos y compactos, lo echo de menos.
En un plis nos encontramos en el bar de Venancio, que también sigue en la brecha con sus nietos, Ramón y Carlos, “El Chuleta”,ubicado en otro lugar pero deleitándonos con su espectacular conejo, hay cosas que no cambian, menos mal.
Nos cambiamos de acera y nos encontramos con la tienda de “ultramarinos de la Sra. Paca”,aquí conseguí mi primer reloj, una promoción de galletas chiquilín, tendría unos 7 ú 8 años, que gratos recuerdos. A continuación, la “barbería de los Gabán”, cuñado de la Sra. Paca y el estanco; el estanco es centenario, siempre ha estado ahí, viendo pasar el tiempo, como la puerta de Alcalá, hoy regentado por el nieto de la dueña, José Luis, trabajador y buena persona.
Enfrente estaba “Feymar” una tienda de lámparas, televisores, neveras, tenía de todo, y mira que era pequeña la tienda.
Volvemos a cruzar la calle y nos metemos en la “Pescadería-Frutería de Víctor” y la “carnicería de Cesario Plaza”, que ahora es el bar con el mismo apellido y el de las famosas tortillas, dirigido por su nieto, Pedro Plaza.
Frente a la carnicería había otra tienda de ultramarinos de la que tengo un recuerdo curioso, tenía una maquinita con una manivela que tirabas de ella y te servía aceite, tu llevabas la botella y el señor te servía lo que quisieras, un litro, medio o un cuartillo, dabas a la manivela y según subía iba soltando el aceite, ¡!!!Me encantaba!!!!!, pero no recuerdo el nombre del señor.
Volvemos a los pares y nos encontramos con “Confecciones Toñi”, que, aunque creo que es más actual, siento como que siempre ha estado ahí, así que, queda mencionada, si no recuerdo mal, estaba especializada en bebés. Ahora es una papelería, pero no sé si son los mismos dueños o la misma familia. A continuación, la lechería de Eleuterio, se veían las vacas si entrabas al callejón, si estaban sueltas me daba miedo entrar a comprar la leche, yo era muy pequeña. Después estaba la churrería portátil y la “lechería de Melitón”.
Llegamos justo a la esquina donde estaba la “zapatería de la Sra. Marina”, bien chulos que eran los zapatos, mi madre siempre me los compraba allí. Y por último “Ultramarinos Reme”, justo enfrente de la zapatería.
Y así, hemos llegado al final de la calle Mayor, y como el “Bar Mayor” aún no estaba, nos tomamos un traguito de agua en la fuente que está justo en el centro y nos volvemos a casa. Espero que os haya gustado el paseo.
Mar Raider. 27 de agosto de 2016
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