Una tribuna muy especial que trata sobre los sueños para el nuevo año. De Alcorcón al cielo: Solamente un deseo
* Texto adaptado del vigesimotercer número del periódico impreso de alcorconhoy.com, correspondiente a enero de 2025. Para leer el periódico completo, puedes hacerlo haciendo clic aquí.
Al padre de un servidor le ha dado muy fuerte en los últimos tiempos con la magia. Y no se le da nada mal, todo sea dicho. El caso, que los Reyes Magos tuvieron a bien regalarnos (me van a permitir la primera persona en esta columna) unas entradas para disfrutar, hace un par de semanas, de un magistral espectáculo de la mano de Vicente Lucca, mentalista que se jacta –y con razón, porque su show es brutal–, de leer la mente de su público. Si no le han ido a ver, por cierto, ya están tardando.
En uno de sus muchos y fascinantes números –prometo no hacer más spoilers, por si les apetece ir a disfrutar de sus habilidades–, el mentalista pide a una persona del público que piense un deseo. No puede hacerlo realidad, claro (ya sería lo que faltaría), pero sí que se asegura capaz de adivinarlo. Un deseo cualquiera, el que la persona elegida desee, sobre toda temática posible.
En ese momento, no me pregunten porqué, me dio por creerme Aladdin y comencé a pensar en qué deseo pediría si tuviera la posibilidad de frotar una lámpara y que saliera un Genio que pudiera cumplirlo. Aunque no tuve que planteármelo ni medio segundo, la verdad, pues lo tuve muy claro desde el principio. Claro, que no lo compartiré con ustedes por aquello de que soy muy supersticioso y los deseos, ya se sabe, si se cuentan no se cumplen.
Y ese mismo deseo está guardado a buen recaudo en una cajita que, desde hace unos años, ponemos en mi casa bajo el árbol de Navidad. Una caja cuya única misión es poner a salvo los anhelos de familiares y amigos que nos visitan durante las Navidades y que toman papel y bolígrafo para escribir los suyos de cara al nuevo año, ya sean tangibles o intangibles. Y allí se van acumulando, Navidad tras Navidad. Como si de un ritual se tratase.
Algunos de esos deseos, por suerte o por desgracia, solo dependen de la Diosa Fortuna y de las vicisitudes del destino; y no hay absolutamente nada que nosotros, los mortales, podamos hacer por cumplirnos. Otros, por su parte, no dependen directamente de quien los escribe, pero sí que lo hacen del factor humano, como podría ser el pedir, por poner unos ejemplos vinculados a la ciudad, la salvación del Alcorcón en Primera RFEF –quién nos diría estar hablando de esto hace solo unos meses–, que las obras del soterramiento de la A-5 duren lo menos posible, el ascenso del Trival Valderas a Segunda RFEF o que el Alcorcón de fútbol sala femenino gane su primer gran título esta temporada.
Aunque hay otros muchos deseos en los que, sorpresa, uno sí que tiene la posibilidad de incidir y, por ende, de aportar su grano de arena para cumplirlos. Y, cuando eso sucede, esos anhelos dejan de ser deseos para convertirse en propósitos. Y un servidor quisiera preguntarles, si solo pudieran pedir un ‘deseo’ de este último tipo, ¿cuál elegirían? No me respondan: solo piénsenlo en su cabeza. Y, a partir de hoy, luchen por él durante todo el 2025. Porque seguro que pueden hacerlo realidad. O, al menos, dejarse todo por intentarlo.
*Queda terminantemente prohibido el uso o distribución sin previo consentimiento del texto o las imágenes propias de este artículo.
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