Un acto muy emotivo para todo el municipio en Los Pinos. Alcorcón rinde homenaje a las víctimas del 11-M un año más
Alcorcón se suma al homenaje a las víctimas del 11-M otro año más, y es que el municipio sufrió la pérdida de dos vecinos. 21 años después, se vuelve a rendir un emotivo recuerdo a Osama El Amrati y a Juan Alberto Alonso. Cada aniversario transforma toda la Comunidad de Madrid en un día gris, y es que aquel jueves pasó a la historia como el atentado más grande de la historia de Europa.
Aquella mañana de 2004 fue una más, hasta que sucedió todo. Las diez bombas estallaron entre las 07:37 y las 07:39 de la mañana en cuatro trenes de Cercanías Renfe, que viajaban con normalidad en un trayecto ya de sobra conocido por las estaciones de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo. Tras esta explosión simultánea, la situación sumió a Madrid y a toda España en una tragedia que no se había visto nunca antes, ni tampoco se ha visto. Hasta 1.900 personas fueron heridas, y muchas otras sufrieron lesiones importantes, a nivel físico y mental.
Además de las 191 víctimas mortales en estos trenes, un agente del Grupo Especial de Operaciones de la Policía Nacional (GEO) también falleció. En este caso, las autoridades se dispusieron a entrar en un piso de Leganés, ya que allí se encontraban parte de los terroristas responsables. Estos, al verlos, estallaron 20 kilos de explosivos, inmolándose en el acto, y causando la muerte del agente por el efecto de la onda expansiva.
Pérdidas irreparables y siempre en la memoria
En estos atentados perecieron dos vecinos de Alcorcón. Uno era Osama El Amrati, un joven marroquí de 23 años que llegó a España cuatro años antes desde Marruecos. Albañil de profesión, se había comprometido con Beatriz, su novia, meses antes. Su sueño, al igual que su futuro, se esfumó en un instante, tras la explosión de aquellas bombas en los vagones del tren.
Mismo trágico destino para Juan Alberto, de 38 años, ya casado y con una hija, Sara, recién adoptada junto a su mujer, Nieves. Anteriormente, Alberto había conseguido plaza para trabajar de administrativo en la Tesorería de la Seguridad Social. Católico como fuente principal de su creencia, daba clases prematrimoniales en una iglesia de Alcorcón. Curiosamente, la pareja tenía aquella misma tarde cita con el psicólogo para evaluar si eran aptos para adoptar un segundo niño. Finalmente, desde el Hospital La Princesa no se pudo hacer nada para salvarle la vida, y falleció gravemente herido por la deflagración.
Quién dirá la verdad de nuestra historia
Año tras año, Alcorcón realiza su respectivo homenaje, como el resto de municipios de toda España, a las víctimas de esta tragedia. También en la memoria aquellos que acudieron al auxilio de los heridos, así como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y del personal médico, que dio todo aquellos días, incluso lo que no tenían. Aquí, en nuestra ciudad, pero en 2022, se celebró un acto muy especial en el Teatro Buero Vallejo, con la intervención de Nieves, la viuda de Alberto. También se colocó una corona de flores en el Monumento a las Víctimas del 11-M, donde están grabados los nombres de ambos alcorconeros. El año pasado, y por el XX Aniversario, se realizó un acto bastante parecido, con conmovedores discursos y mismos protagonistas.
Para este año, ha sido el Centro Cultural Los Pinos quien ha alojado este homenaje. Hasta allí han acudido la propia Nieves y su ahijado Darío. No han estado solos, pues varios alumnos del IES La Arboleda, del IES Galileo Galilei y el Colegio Alkor les han acompañado para recitar una serie de poemas y depositar un clavel blanco en un gran corazón. También han estado músicos del Conservatorio Manuel de Galla, Candelaria Testa como alcaldesa de Alcorcón, y representantes políticos de todos los partidos de la ciudad.
En 2024 prescribieron estos hechos, tras 20 años de teóricas investigaciones, de muchas preguntas y de ninguna respuesta. Con más incógnitas que soluciones, la herida del 11-M seguirá abierta hasta que la verdad de la historia decida desclasificarse para llenar de tranquilidad las memorias de quienes más sufrieron. Sin autores intelectuales ni tampoco económicos, los libros seguirán escribiéndose en la sociedad, en un cajón interminable de dolor, tristeza y desesperación. Junto a otras leyendas negras de España, los historiadores tenemos la obligación de seguir recordándolas, sin olvidarlas ni tampoco perdonarlas.
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