Alcorcón jamás olvidará a Sergio: «Era más corazón que bombero»

Un humilde homenaje a una persona increíble que falleció la semana pasada. Alcorcón jamás olvidará a Sergio: «Era más corazón que bombero»

Ha pasado ya algo más de una semana desde aquel trágico incendio en la Calle Los Lilos de Alcorcón en la que perdieron la vida Sergio y Jesús. Hoy, en alcorconhoy.com, queremos rendir un pequeño homenaje en la medida de lo posible hacia uno de estos valerosos héroes que dieron su vida por nuestra ciudad.

Así, nos hemos puesto en contacto con Darío, psicólogo e íntimo amigo de Sergio (38 años), que nos ha atendido para hablar sobre él. Hemos charlado sobre su vocación como bombero, pero él no era solo eso. Sergio era mucho, muchísimo más. Era, ante todo, una persona de diez.

«Realmente, para mí era algo más que un mejor amigo», comienza explicando Darío. «Lo he intentado explicar a algunas personas, que era una relación casi de hermanos. Para mí era todo, de hecho íbamos a querer que fuera el padrino de la niña nueva que nos viene ahora». Una sorpresa, esto último, que querían dar a Sergio en el momento en que cogiese la pequeña en brazos por primera vez en el hospital. «Es una relación en la que, para mí, es de estas personas con las que pensé que iba a envejecer, que iba a ser el clásico amigo con el que, una vez te jubilaras, viajarías por millones de sitios».

Y es que Sergio y Darío han vivido muchísimas experiencias, siempre de la mano. Y viajar era una de las pasiones que compartían. «Habíamos estado en Nueva York, en Los Ángeles, en Las Vegas, nos hemos ido a Berlín, nos hemos ido a Londres, nos hemos ido a Cancún, nos hemos ido a muchos sitios juntos. Habíamos recorrido bastante juntos y bueno, era una de las cosas que nos apasionaba», cuenta.

De vocación, bombero

Darío recuerda que «nosotros nos conocimos en la universidad. Él estudió INEF, porque en su día su madre le dijo que antes de meterse a bombero, primero tenía que traerle un título y luego ya podía hacer lo que quisiera». Y así lo hizo Sergio. «Me decía su padre el otro día: ‘Me acuerdo del día que se licenció, que vino con el título en la mano y nos dijo: ‘Ahora me dejáis ser bombero'», relata.

Sergio parecía haber nacido para eso, y es que tal y como nos explica Darío, en su primera oposición para bombero quedó el tercero en Fuenlabrada, habiendo únicamente dos plazas. «La verdad que le apasionaba, era alucinante verlo estudiar. Se había preparado su gabinete ahí en el bajo de su casa y tenía una pared enorme, como de cinco metros, con todo un callejero de Alcorcón, y tenía post-its colocados que iba levantando para irse sabiendo las calles y los recorridos que iba haciendo. Se había hecho un búnker ahí para ser el mejor en todo esto. Y fue una penita, es verdad que él se lo tomó como un superaprendizaje. ‘Si me he metido tercero, en la siguiente me meto otra vez’, decía», rememora Darío. Y vaya si lo consiguió. «Lo siguiente fue Alcorcón a los seis meses, y a los seis meses estaba dentro. Tenía una fuerza de voluntad enorme y lo pillaba todo a la primera».

Su sueño, montar una academia

Como decíamos, Sergio era mucho más que un bombero. Era una gran persona, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Y por eso mismo, uno de sus objetivos era montar una academia, tal y como nos explica Darío. «Ahora, él llevaba a unos chicos que estaba preparándolos para bombero conductor, y antes estuvo ayudando a unos chicos de Alcorcón. Y creo que el 80% de los que entraron, los tuvo él en alguna de sus clases. No sé si más incluso del 80%, pero tenía muchísima gente a la que él había preparado y había ayudado a aprobar, y te juro que le encantaba», apunta.

El aspecto económico quedaba en un segundo plano para Sergio cuando se trataba de hablar de su profesión. «Me decía: ‘Tío, le saco poco dinero, pero es que me mola tanto, me lo paso tan bien con ellos… Al final, ver a gente que le apasiona tanto como a mí todo esto, me encanta’. Y ahora él había empezado a lanzar un curso para opositores, y la verdad es que se metía en cuerpo y alma para todas las cosas». Y es que Darío reconoce que «era muy pesado. Cuando se ponía con algo, era de estos de los que se ponen de sol a sol y sacan todo lo que tienen dentro». Trabajo, constancia y amor por lo que hacía.

Continúa Darío. «Y me decía: ‘Bueno, por ahora no le he sacado nada, pero estoy súper contento porque están aprendiendo un montón. Y ya lo tengo grabado, lo tengo automatizado y mi idea será en el futuro sacarlo y que vaya funcionando un poco, y poder disfrutar también del proceso y hacer más cosas relacionadas con eso’. Osea, tenía un plan estructurado en la cabeza brutal para su vida y para con los bomberos«, explica.

«Sergio ha sido un héroe muchísimas veces»

Pero no se confundan. Sergio no fue un héroe por entrar en aquel edifico de la Calle Lilos la semana pasada. Sergio llevaba años siendo un héroe en el día a día, en su trabajo, con sus amigos, con su familia.

«El otro día escuchaba el tema de que muchas veces a los bomberos no les gusta dejar a nadie atrás, pero al final este (Sergio) fue el primero que se metió sin dudarlo. Era vocación absoluta», comenta Darío. «Por muy bombero que se sea, siempre se es humano y dudas. Hay un momento en el que dudas sin meterte o no, si es peligroso o no. Al final, él siempre decía: ‘Yo no dejo a nadie nunca. Yo lo llevo dentro y yo soy bombero de los del cien por cien y jamás voy a dejar a nadie atrás’. Y quizás ese ímpetu, esa pasión, esa poca cabeza que tenía a veces de no pensar, de adrenalina, hizo que se metiera donde no debía».

«Ahora se está utilizando mucho lo de ‘héroe’, pero él ha sido héroe muchísimas veces. Nos ha ayudado muchísimo, a mucha gente. Ha estado cogiéndonos de la mano en momentos complicados, bastante complicados. Y es verdad que se dice muchísimo eso de las buenas personas siempre son las que se van o cosas así. Sergio no tenía ningún problema nunca, con nadie. Yo en veinte años con él jamás nos hemos enfadado. Lo típico a lo mejor, te picas porque llega tarde, porque es tardón o cosas así, pero ya», reconoce Darío.

Su amigo, ya para toda la vida, «era así con todo el mundo. Era muy difícil enfadarse porque era un tío súper auténtico. Era una persona súper natural, muy cercano, que siempre tenía una risa o una broma».

Muy familiar y un amigo impresionante

Además, Darío lo define como una persona «súper familiar». Su padre Jorge, su madre Celia y su hermano Pablo eran con los que compartía el día a día. «Su hermano es médico y hablaba de él con un orgullo que flipas. Hablaba de lo que se parecía a su padre, de divertido. Y su mami era un poco la que les sujetaba en todos lados, la que les metía calma para todo. Una familia súper unida, con sus sobrinas… Ahora tiene otro sobrino nuevo, serían tres. Es como un núcleo familiar donde él metía a todo el mundo. A veces nosotros somos más selectivos, pero este tío (Sergio) abría los brazos y acogía amigos, acogía amigos de amigos, acogía a lo que fuera. Era un tío con un corazón enorme, pero enorme de verdad», nos cuenta.

Tampoco podemos escribir esta noticia sin mencionar a Marta, su compañera de vida, y con la que contrajo matrimonio el año pasado. Con ella, Sergio alcanzó su punto más alto de felicidad. Hechos el uno para el otro, compartían multitud de aficiones; entre ellas, la realización de barbacoas, a las que invitaban a todos los amigos posibles.

«Es difícil explicarlo porque es increíble cómo era capaz de hacer cualquier cosa. Recorría media ciudad si tú necesitabas alguna cosa. Cuando operaban a tu hermano, cuando operaban a cualquier persona…», insiste Darío, antes de recordar una preciosa anécdota con Sergio. «El día que nació mi niña, le dije: ‘Oye tío, no quiero que vengas. Solo van a venir los papis, mi hermano y poco más’. Me dijo: ‘No me cuentes historias, yo voy a ir’. Fue el único amigo así que se nos metió porque él tenía que estar en todos los momentos importantes y siempre se volcaba con todo. Muchísima humanidad, muchísima. Es difícil explicar todo lo que quieras explicar», reconoce.

La música, su otra pasión

Sergio también era «un friki de cuidado» al que «le encantaba la música», tal y como nos desvela Darío. «Antes de bombero, él era bajista de un grupo. Ha ido ahí haciendo sus cosillas. Tocaron en el Sonorama, en el FIB Benicàssim, en el Arenal Sound. Fue a varios festivales, obviamente no de cabeza de cartel, pero por ahí estaba siempre y le encantaba, con su hermano a la guitarra. Eran cuatro y era pasión. Nos hemos recorrido muchísimos sitios para verle», confiesa.

Por ejemplo, Dario cuenta que «nos fuimos a Valencia de telonero de La Fuga, de Pignoise, de Amaral… De varios grupos en los que siempre estaba por ahí. Los vimos también en el Palacio de los Deportes. Un recorrido de vida brutal».

Porque Sergio siempre se prestaba a pasarlo bien, a probar nuevas cosas. Y así fue como se apuntó también a baile. «Era un tronco increíble, pero él dijo que era la manera de soltarse, de crear relación y, por qué no, de ligar. Se metía a baile y se apuntaba muchas veces los pasos de baile en la mano para que no se le olvidara. Iba bailando mirando la mano de reojo para poder bailar (risas). Era por estar ahí, por pasárselo bien con la gente y tal».

Y es que Sergio «era un tío muy competitivo. Al final, una persona que se prepara para una oposición no deja de tener ese punto competitivo. Entonces, no le gustaba fallar ni en el baile, aunque no se le diera de diez. Tenía que llevarlo todo secuenciado para que le saliera todo genial».

Detallista incluso en pandemia

En pleno confinamiento, allá por 2020, Sergio acudió con el camión de bomberos y compañeros suyos a la Calle Los Arces. Todo ello para cantar el cumpleaños feliz, megáfono en mano, a Laura, una amiga suya de las clases de baile.

«La verdad es que siempre se acordaba de muchas cosas y, si podía tener un detalle, lo tenía. Y en ese caso, lo de irse a cantar el cumpleaños feliz con el camión de bombero a toda leche para alegrar a una amiga… Cualquier cosa de esas la hacía siempre. Y creo que también lo hizo con su hermano. Siempre tenía algo ahí que le salía de forma muy natural», asegura Darío.

Mucho más que un bombero

Seguro que, si han llegado a leer hasta aquí, comprenderán por qué a Sergio se le tiene que recordar por ser mucho más que un bombero. Entenderán por qué Sergio fue un héroe mucho antes de aquel fatídico miércoles 2 de abril de 2025.

«No se piensen que Sergio es un bombero y a raíz de ahí fue un héroe«, señala Darío. «Era un tío muy especial, era una persona de verdad que… Y que se dice mucho que cuando alguien fallece parece que salen las cosas bonitas, pero es que me costaría decirte… Que llegaba tarde, me costaría decirte algo más jodido de él, pero es que no soy capaz y dudo que muy poca gente fuera capaz. De hecho es que en el tanatorio no cabíamos, había personas y personas y personas. Gente que no veía de hace años de la universidad que se quiso pasar, gente que igual que jugamos con ellos al padel hace tres años. Y aparecieron solo por estar ahí».

No cabe duda que Sergio ha dejado un vacío enorme, imposible de llenar. Desde estas líneas, un humilde servidor espera haber podido rendir un pequeño, minúsculo homenaje a su enorme figura. Marta, Celia, Jorge, Pablo, Darío y todas aquellas personas con las que compartiste momentos no te olvidarán. Alcorcón no te olvidará.

Y este humilde texto no lo puede cerrar otro que Darío: «Mi chico era más corazón que bombero». Descansa en paz.

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