Nueva columna en la que nuestra dulce abejita cede su lugar al Grinch. Desde mi Colmena en Alcorcón: Vamos a llevarnos bien, que es Navidad
Ayer fue el día de los inocentes. ¿Ayer? ¿Sólo ayer? Menudo añito, queridos lectores.
Cada día nos ha gastado una broma peor que la del anterior, ¿no os parece? Y, como en los más iracundos episodios bíblicos para el regocijo popular en castigos divinos, la peor parte ha caído en Oriente. Si SSMM los Reyes Magos logran llegar a nuestros hogares será un milagro. Claro que los reyes no son dados a embarrarse con el resto de la humanidad mientras ésta se ahoga reclamando ayuda; lo justo para hacerse una foto simbólica y a seguir saludando elegantemente a la plebe.
Y la plebe tan contenta, oye, que con culpar al más mentado ya se nos pasan todos los males. Y qué más da si nos faltan cuerpos de bomberos y fuerzas de seguridad, mientras la sangre de los toros siga goteando de las orejas cortadas por sus torturadores. El circo se levanta, el coliseo tiembla y todos tan contentos jaleando la barbarie sufrida por otro ser. Qué tiempos aquellos los de los gladiadores, los leones… En fin. Todo es arte y cultura.
Pero venga, vamos a templar gaitas que es Navidad. ¿Cuántos tienen ya guardadas en el congelador las sobras del pequeño lactante devorado en Nochebuena? Tranquilos, que me refiero a un bebé de otra especie. Realmente, tranquilos estarán ustedes, porque lo que es la madre de cada una de esas criaturas y quienes tenemos desarrollada la capacidad de ponernos en el lugar de otros seres conscientes y sensibles…, tranquilidad ninguna.
Pero Patri… no… no seas así… Vamos a llevarnos bien con todos, oigo decir en mi entorno literario.
“¡Señor demonio! ¡Dichosos estos ojos, que arderán en su barbacoa! ¿Qué tal, cómo va todo? ―sonriamos apretando los dientes, mostremos el auténtico y genuino bruxismo político―. Bueno, pues cuánto me alegro de que le vaya tan bien haciendo el mal, claro que sí, que luego andan los políticos viviendo como reyes. Pues usted ni caso, que empiecen por dar ejemplo ellos, usted a lo que mejor le siente, que la vida hay que vivirla y no recordarla con la dignidad de haber aportado algo”.
Pues claro, hombre, que hay que llevarse bien con todo el mundo para vender a la mayor cantidad posible de público. Lo de los principios, los pecados y las penitencias ya si eso para otro momento: el de rasgarse las vestiduras ante un entierro masivo de ahogados por una Dana, ancianos en residencias por un Covid o, yéndonos más lejos (tanto que quienes habitan esa lontananza ya no parecen contar para muchos como parte de la humanidad), la masacre de más de cuarenta mil inocentes, allá por Gaza.
Ah, olvidaba el remedio de oro: culpar siempre a los mismos en lugar de asumir nuestra parte de responsabilidad por, para empezar, hacer por informarnos mejor de lo que sucede aquí y allá y no andar haciendo el cuñado en las cenas.
Y ahora, a por la Nochevieja… Como he comentado en columnas anteriores, me fascina el repaso que le pego a mi agenda en el momento de pasar fechas importantes a la siguiente, releyendo los capítulos vividos y asombrándome de los quiebros que mi vida ha podido dar de un día para otro. Este año, sin embargo, me medio-cubro los ojos tal como hago para ver las películas de terror. Capturo furtivamente fechas evitando que mis ojos sean capturados por la catástrofe que las rodea. Porque vaya añito.
Así que vamos a ver si el 2025 no nos hace la consabida rima tanto como el 2024 que, aunque átono, nos ha puesto bien a tono la trasera.
Ya saben: ropa interior roja; las doce uvas con pellejo, con titos, con todo, a muerte con ellas; el pie derecho delante (¿y por qué el derecho?), algo de oro en la copa y cuidado al tragar el champán con la joyería en remojo… que andamos recortados de sanitarios (y más que llevamos camino de perder, al permitir que una siniestra muñequita de ojos saltones siga eliminando servicio público en Madrid).
Felices fiestas a todos.
Patricia Vallecillo – escritora y presidenta de la Asociación de Escritoras 100 Miradas.
Blog: https://erase-una-vez-entre-otras-cosas.webnode.es/blog/
Autora de la trilogía Las abejas de Malia y del cuento Letras para una bruja.
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