El establecimiento es uno de los más importantes del municipio. Adrián Manea de «Amphora Madrid»: «Me siento muy de Alcorcón»
“Un viaje de mil millas comienza con un solo paso”. Esto lo dijo el filósofo oriental Lao Tse hace más de dos milenios y cuando uno entra a Amphora Madrid, en Alcorcón, también emprende un viaje muy especial. Gastronómico, por supuesto. ¡Y delicioso!
Cuando Joaquín Parejo y yo entramos por las puertas del restaurante una sonriente Ana nos recibe muy cariñosa y nos señala hacia un Adrián lápiz en mano que está haciendo cuentas sentando en una de las mesas. Inmediatamente nos saluda con una sonrisa que no tienen nada que envidiar a la de su compañera. «Es un proyecto donde tanto Ana como yo tenemos nuestros cometidos. Y tenemos que hacer que las cosas funcionen bien». Adrián y Ana Manea emprendieron un viaje hace muchos años. Exactamente más de dos décadas. Ambos dejaron Rumanía buscando una vida mejor. Joaquín Parejo afirma que Adrián es más alcorconero que él mismo (cosa difícil, la verdad). «Me siento muy alcorconero. Estoy feliz en esta ciudad. Me siento querido. Y he recibido de la gente de Alcorcón respeto, cariño y me lo demuestran día a día. La primera pareja que conocí aquí en Alcorcón, que por entonces eran novios, ahora son amigos, hemos celebrado su boda, bautizos, y eso es impagable» nos cuenta emocionado Adrián. Pero… ¿Por qué Amphora? Si uno busca en el diccionario la palabra “ánfora” se encuentra con esta definición: Cántaro alto y estrecho, de cuello largo, con dos asas, terminado en punta, y muy usado por los antiguos griegos y romanos.
Significado del nombre
Adrián eligió el nombre porque «Cada uno de nosotros tenemos unos recuerdos, tenemos un ánfora llena de nuestras vivencias, de nuestros corazones. Las ánforas eran los recipientes en los que viajaban los mejores aceites, oro, vinos, etc. Las ánforas viajaban con reyes, con nobles, con las personas aventureras… Las ánforas salían de Georgia con vinos olorosos y llegaban hasta Roma. Las ánforas navegaban en los barcos desde la época de los griegos». No sé muy bien cómo explicar en esta página la cara de Adrián y la cadencia en su voz a la hora de explicarse. Os animo a escuchar esta entrevista en alcorconhoy.com donde siempre subimos los podcast. «Todos tenemos nuestro gran viaje. Todo gran viaje comienza solo con un paso. En mi caso yo tenía un gran sueño, y recuerdo que cuando di me primer paso para conseguirlo parecía que estaba muy lejos, pero finalmente llegó. En 2019, en agosto, después de trabajar como responsable de este restaurante durante muchos años, pude quedarme con él y rehacerlo a mi medida. Desde el primer momento teníamos claro lo que queríamos hacer. Aunque nuestro restaurante evoluciona año tras año, porque seguimos teniendo ganas de mejorar, de investigar y de proponer nuevos platos a nuestros clientes».
Amphora está en la Avenida de Leganés, 54, justo frente al metro Puerta del Sur. Nada más entrar te inunda el azul. Pero también un puestecito de productos gourmet que está justo al lado de la barra que te hipnotiza completamente. «Con los conocimientos que adquirí desde que comencé en este oficio quise proponer productos buenos nacionales y algunos también de fuera. Sorprender al público. Carnes, pescados, ensaladas, entrantes… Uno de los platos que más éxito tienen, hasta el punto de que nunca lo hemos quitado de la carta porque la gente lo pide muchísimo es el bacalao gratinado con alioli de azafrán. Un azafrán, por cierto, que viene de un buen amigo iraní que es importador único» Este plato, por cierto, fue premiado en el certamen de “Alcorcón Cultura Gastronómica”.
”Todos tenemos nuestro gran viaje. Todo gran viaje comienza solo con un paso”
Mientras charlamos, varios camareros se mueven de arriba abajo por el restaurante. «Somos doce personas trabajando, dándolo todo. Tenemos un equipo magnífico. Un equipo lleno de almas. A mí me sorprenden cada día. Se dejan la piel y la vida por nuestro cliente, nuestro trabajo y de hecho nuestros camareros tienen muchas menciones en las reseñas. Hay gente que viene porque le gusta el trato, la forma en la que les tratamos. Personas mayores, niños, familias, gente joven. No solo le ofrecemos el servicio de un camarero, queremos que sea algo más, ofrecer una parte persona de nosotros, con todo el cariño». Se nota que Adrián está muy orgulloso de su equipo. Pero él también da ejemplo, claro. «Me gusta pasarme por las mesas para saludar, para preguntar qué tal la comida. Para nosotros eso es muy importante. Nos agrada hacerlo. Hay mucha gente que repite y ya nos conocemos».
Amphora es un gran ejemplo de buen hacer
En Amphora hay dos salones, el aforo total es 170 personas. Después de la pandemia decidieron dejar más distancia entre las mesas. Mesas redondas, por cierto, para que así la gente puede hablar mejor entre todos mientras disfrutan de su comida. Como el restaurante está al límite de la ciudad con el polígono Urtinsa, les visitan muchos empresarios, profesionales de todo tipo y por eso entre diario en Amphora se cierran muchos negocios.
Antes de marcharnos le pregunto a Adrián si consigue sacar tiempo para disfrutar con Ana. «Claro que nos da tiempo a descansar, a salir, y a disfrutar. Intentamos hacerlo para tener las ideas claras. Los lunes cerramos. Toda la plantilla descansa y venimos con ideas nuevas, con alegría al 100%. Y visitamos a muchos negocios de Alcorcón que son también maravillosos».
Decía Jorge Drexler en una de sus canciones que “Cada uno da lo que recibe y luego recibe lo que da”. Creo que si echáis un ojo a las reseñas en internet de Amphora vais a entender muy bien el mimo y el cuidado con el que trabaja Adrián y todo su equipo. ¡Enhorabuena!
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